Estamos metidos de lleno en una fase de la temporada que,
aunque teóricamente sea para hacer base, está cargada de carreras que me
encantan y me motivan. No voy a esconder que este año me gustaría llegar lo
mejor posible a la San Silvestre de mi ciudad (como todos los años, no descubro
nada nuevo a nadie) pero el camino hacia el día 31 hay que ir desbrozándolo de
la forma más amena posible.
Con las buenas sensaciones que me dejó el Cross Corto de
Laredo, empecé una nueva semana de entrenamientos que tuvieron su día culmen el
Martes. Los 4x1000 sub 3’/km y con poca recuperación, hechos en la Albericia y
con la ayuda de mi compañero de fatigas Adrián y de Pablo, invitaban a ser
optimistas de cara a la siguiente cita. Desde el Martes seguí metiendo carga
pero en natación y bici básicamente. Un único entreno “alegre” a pie fue el
jueves, y sirvió para darme cuenta de que el cuerpo pedía tregua. Así que el
viernes lo dediqué a otros menesteres distintos al entrenamiento. El descanso
es algo que hasta este año había “maltratado” un poco. Sabía lo importante que
era parar cuando el cuerpo va justito, pero me daba rabia hacerlo y, a veces,
llegaba cascado a las carreras. Como digo, esta temporada el descanso está
convirtiéndose en el mejor entreno de todos, y en la carrera de Navidad de
Renedo de Piélagos se notó.
Llegamos a la típica cita Navideña que todos los años se
celebra en la capital de municipio del que procede etimológicamente mi nombre
(Pelayo viene de “Pelagium”, que significa hombre de mar, al igual que “Piélagos”).
En mi 5ª participación llegué a Renedo con doble ración de motivación. Por un
lado, estrenaba zapatillas, las Takumi Boost de Adidas, prestadas por mi buen
amigo Álvaro y a quien agradezco el haberme hecho descubrir esta maravilla para
los pies. La segunda fuente de motivación fue tener a mis padres y a toda la
familia de Vanesa animándome.
Y sin muchos preámbulos dio la hora de la salida. A penas 40
atletas Sénior federados estábamos en la parrilla. Como siempre, carrera de
mucho nivel y poca participación, que atrae a atletas con buenos registros en
busca del cotizado reparto de premios para los 10 primeros clasificados. Es
decir, un cuarto de los participantes cobrarían premio en metálico, lo cual es
un porcentaje estratosférico en comparación con otras pruebas. Aun así, la
dificultad de hacerse con uno de los 10 puestos de oro era más que evidente:
Borja Jerónimo, Pepín, Fikire, Bekele, Roberto Ruíz, Yassine, Hachoumi, Samuel
Abascal, Ivan Saínz, Miguel Martín Maldonado, Guillermo García García, Miguel
Caminero… y no sigo porque ya me he pasado de los 10… ¿Misión imposible colarse
en ese selecto grupo? Veremos…
Por delante 7,4 kilómetros llanos, teniendo que completar 7
vueltas a un circuito por la calle principal de Renedo, abarrotada de gente el
Domingo por la noche y con una temperatura ideal para correr. Me pilló
bostezando la salida, así que tuve que cortar mi gesto y ponerme a zapatear.
Los primero metros marcaron el devenir de la prueba. Bekele y Fikire, “a su
bola”, tiraron hacia delante. Por detrás, se formó un grupo enorme donde iban
todos los favoritos citados anteriormente, además de un par de invitados que no
contaban con ellos en la fiesta: Adrián y yo. Pasamos la primera vuelta a 3:02
de media, ritmo alto pero asumible. Me sentía cómodo (relativamente) a cola de
grupo y rezaba porque no empezaran las hostilidades. Pasaron una, dos, tres… y
el señor Pelayo seguía agazapado en el grupo, con algo más de atrevimiento que
al principio y rodando en mitad del pelotón. Girar la cabeza y ver jadear a
Pepín, Tico, Samu o Borja Jerónimo, entre otros, me hizo ver que realmente
estoy en un estado de forma que ni me imaginaba. Cuantas más vueltas aguantara
ahí mejor; pero las hostilidades, como digo, no tardarían en llegar.
Antes de que se abriera la veda de los hachazos hice cuentas
y sumé 12 integrantes en el grupo ¡Sobran cuatro! Oí gritar desde algún lugar
del público, e inconscientemente me vino a la cabeza el pensamiento de que yo
no era uno de los que sobraba.
En la cuarta vuelta alguien, no sé muy bien quien, nos puso
en fila de a uno y el pelotón se rompió. Empecé a ceder unos metros pero
mantuve la cabeza fría e intenté no venirme abajo. Los primeros en caer fueron
Pepín y Yassine. Miré de reojo y vi que no era el último, pues, a parte de ellos
dos, otros atletas de fuera cedían unos metros. Conseguí estabilizarme junto a
Borja Jerónimo (¡quién me lo iba a decir a mí!) pero cuando me las prometía
felices al rodar con mi compatriota asturiano, este cogió la tangente y se
retiró. Estábamos al inicio de la quinta vuelta y me había quedado solo,
completamente solo ¡qué agonía! Nadie por delante y unos cuantos por detrás,
aunque no quise girar la cabeza en ningún momento para no agobiarme. Iba noveno
y pensaba “tú a lo tuyo Pelayín, hasta donde llegues” El ritmo que mantuve en
esa vuelta aún era rápido, por debajo de 3:10.
Y cuando me las prometía felices porque el noveno puesto era
mío, un enganchón con un hierro que delimitaba el giro de 180 grados para
volver hacia meta me hizo hacer un trompo, destrozándome el pantalón y
parándome en seco 5 segundillos ¡Mierda! Se me rompe el pantalón y el ritmo, lance,
que aprovecha el, hasta entonces, décimo para quitarme las pegatinas y no darme
opción a recuperar la posición que creo que me merecía.
Décimo puesto, y contentísimo por muchas cosas. Primero, por
haber sido atrevido y haberme lanzado de cabeza a la piscina cogiendo la rueda
de gente de un nivel muy superior al mío. Segundo, pese a llevarme un punto por
encima de mis posibilidades, por haber mantenido el tipo cuando de verdad me
quedé solo. Y tercero y último, por haber conseguido, por fin, un puesto de
honor tras el 11º del año pasado y frente al elenco de atletas que se habían
dado cita. Es una pena que muchos se hayan retirado cuando ya no se veían con
opciones de optar al Top 10, porque hubiera sido bonito conservar una
clasificación con estos atletas por detrás de mí. Aun así me quedo con el
recuerdo de haber competido codo a codo con ellos, lo demás es un papel que
espero, en un futuro no muy lejano, refleje una historia análoga a la que no
pudo plasmar en Renedo.
Y con una nueva experiencia en mis piernas continúo
desbrozando el camino que, espero, me lleve a buen puerto el día 31.
… y que dure…
felicitaciones Pelayo , hiciste una gran carrera , estas a un nivel superior!!! mucho exito para lo que se viene!!! saludos desde Chile.
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