sábado, 26 de agosto de 2017

MEDIO IRONMAN DE BUELNA: ¡4º! Y cerrando el círculo

Siete años de diferencia hay entre estas dos imágenes. Aquel  26 de Junio de 2010, día de San Pelayo, sin saberlo, estaba dando un paso hacia lo que es hoy en día una de mis pasiones. Con 20 añitos no me podía imaginar que el Medio Ironman de Buelna sería, 7 años después, una de las carreras que voy a guardar con más cariño en la memoria. Y quiero agradecer a Bardy Castillo su empeño, año tras año, por mantener viva esta prueba que, para mí, no es una más, es la mejor que tenemos en Cantabria. Llevaba años diciendo que volvería, y por fin cumplí mi promesa.

Buelna 2010: Hugo, Manu y Pelayo, alias, "el taloneador"

Buelna 2017: Satisfacción y agradecimiento
Pero no penséis que por aquel entonces yo ya era un triatleta empedernido. Mi presencia en el único Medio de Cantabria fue para hacer el relevo de la carrera a pie (21km) formando equipo con Manu (Natación) y Hugo (bici), y surgió como suelen surgir estas cosas... con un "a que no hay cojones", una noche de fiesta con los compañeros de la UC, pocos días después de lesionarme de gravedad en un tobillo jugando al fútbol. Ese día, en Buelna, se dieron muchos factores para que un año más tarde, en 2011, probara y me enganchara al mundo de los tres deportes. Primero, durante la preparación de aquella carrera compartí entrenamientos con los integrantes del equipo de triatlón de la UC, especialmente con Pablo Martín Sarobe, que debutaba en Medio Ironman. Todos los que le acompañamos en el camino hasta la meta de Buelna estábamos admirados por sus "cojones" y por su "raza". Y lo consiguió, fue "Finisher". Ese día me prometí que quería ser Pablo, que quería emular su gesta y que algún día yo también terminaría ese triatlón. Pues bueno, han tenido que pasar 7 largos años para cumplir esa promesa que, el Sábado 19 de Agosto, me permitió cerrar el círculo que llevaba abierto desde entonces.

¡Empezamos!

Bender Team en Buelna: Ramiro, Pelayo y Polo. Del pantano directos al PÓDIUM
Camino de Chattanooga, y dentro de las 11 semanas de preparación específica para esa carrera que tendré el 10 de Septiembre, nos encajaban perfectamente dos competiciones al final de cada bloque de 4 semanas. La primera fue el Triatlón de Getxo, donde fui con lo puesto y acabé como pude, pero contento. La segunda ya era otro cantar: Triatlón Valle de Buelna ¡Casi nada! Ya os hice una introducción bastante amplia de lo que significaba para mi correr, por fin, el Medio Ironman de Buelna. Además cuadraba perfectamente con la preparación del Mundial, por lo que me resultó fácil decidirme ¡Este año sí!

Las semanas que separaron Getxo de Buelna no puedo decir que hayan sido un camino de rosas. Las consecuencias del calor del verano, los duros entrenamientos, el trabajo, la necesidad de coger unas vacaciones que me reservo para poder ir a USA y la larga temporada que estoy haciendo, sin prácticamente descanso desde Noviembre, se dejaron ver en forma de pájaras, malas sensaciones y mucha fatiga entrenando. Sé que no era el momento para pegar un bajón, así que a una semana y media de Buelna, ayudado siempre por mi entrenador y ahora, más que nunca, psicólogo Ricardo Lanza, decidí levantar el pie, liberar la cabeza y descansar un poco. El mini agujero negro en el que me había metido fue desapareciendo los días previos al medio Ironman de nuestra región.

Llegaba al Half de Buelna reforzado y, aunque con incertidumbre, porque los entrenos no habían salido del todo, me aferré a lo que sé que tengo y confiaba plenamente en sacar partido a lo que hubiera. ¡Y vaya si lo hubo! El trote de activación de 10 minutos la mañana de la carrera, por Santander, me hizo revivir sensaciones olvidadas. ¡Qué bien iban las piernas! Y cuando tengo ese "feeling" a unas pocas horas de competir, no suelo equivocarme.

A la derecha, en primera fila, neopreno con manchas rojas. Ahí estoy a punto de librar batalla (Foto de "Parando el Crono")
Más motivado aún pusimos rumbo hacia el Pantano del Ebro, en una tarde nubosa y de temperatura agradable. Más de 350 triatletas estábamos inscritos para cubrir los 1,9 km de natación en forma de travesía por el Pantano del Ebro (La Población), los 91 kilómetros de bici hasta Los Corrales de Buelna, con unos 45 primeros kilómetros rodeando el pantano por carreteras rompepiernas y unos segundos 45 kilómetros en bajada hasta la capital corraliega. Y la guinda la pondrían los 21,8 kilómetros de carrera a pie a cuatro vueltas en el "horno" de Corrales, donde Bardy, motor de la organización de esta carrera, nos esperaba en meta.

He de confesar que la atención en esta prueba no la tenía solo puesta en mí. Mi amigo Luis Cue, debutaba en la distancia, tras haberle liado yo unos días antes... pobrecillo. Estaba hecho un flan antes de meternos al agua.

Salida amplia y cómoda. Otro ejemplo más de lo que es un gran triatlón como este (Foto de "Sportchip")
A las 15:00h nos fuimos agrupando los triatletas en la orilla del pantano. Allí estaban los mejores especialistas de Media Distancia de España. No había que hacer mucho esfuerzo para sacar nombres destacados: Gustavo Rodríguez (campeón de España y de todo lo que le apetezca), Emilio Aguayo (pódium ELITE en Challenge Salou, Campeón de España de Triatlón de Media Distancia en 2015, internacional con España... y mil méritos más), Ángel Salamanca (Top Nacional en cualquier distancia y disciplina, desde triatlón, hasta duatlón o acuatlón, vale para todo), Joan Ruvireta (tercero Elite en el Cto de España de Media distancia 2017), Manu del Real (ganador de varios Medios Ironman Nacionales), Julen Díez (Campeón de España de Triatlón de Media Distancia de Grupos de Edad y Top 15 Elite en todas las pruebas nacionales e internacionales que ha corrido), Kristian Quintans (hombre Kona, séptimo del mundo de su grupo de edad en Hawaii el pasado año)... y no sigo porque eternizo la crónica, pero en la lista también metería a mis compis cántabros Sergio Bolado y Miguel Ruíz, así como varios hombres Sub 9h en Ironman, que estaban en la salida. Con este cartel no queda otra que tentar a la suerte, jugársela y apostar a caballo ganador para ver si suena la flauta. Era más difícil hacer un Top 10 en Buelna este año, que hacerlo en el Campeonato de España. Y si ya hablamos de entrar en el Top 5, donde hay premios en metálico, lo damos casi por imposible. 

Aun así...¡Qué largo es un Medio Ironman y cuántas veces se le puede dar la vuelta a la tortilla en una carrera de este tipo! Hasta que no cruzas la meta no puedes dar nada por perdido. Esto lo he ido aprendiendo este año a partir de la experiencia cogida en Orihuela, Pamplona, Madrid y Valencia. Aquí se compite desde la primera brazada, hasta el último metro de carrera a pie.

¡Patos al agua! Este año fuimos obedientes y Bardy no tuvo que mojarse los pantalones jeje (Foto de "Sportchip")
Volviendo a la salida, tras ver cómo las chicas empezaban la competición unos minutos antes que nosotros y, dándonos cuenta de lo desviadas que estaban nadando hacia la primera boya, decidí cambiarme de posición y colocarme un poco a la izquierda, en previsión de que la corriente nos llevara a la derecha. El bocinazo de salida no fue de improvisto y nada más tirarme al agua traté de seguir los pies de Ángel Salamanca... Diez metros debí de durar (y ya me estoy pasando). Porque aunque empecé a ritmo de serie de 25m, seguir a un "pececillo" como Salamanca es una utopía. Al menos me sirvió para coger buena posición y evitar que la gente se me echara encima en estos primeros metros, como suele suceder. Esta es una de las cosas que he cambiado en Buelna. 

Siempre salgo al ritmo que voy a nadar y la gente por detrás me "come" al inicio de la natación. ¡Qué angustias y qué ostias me he dado en anteriores carreras!. Para evitarlo, esta vez salí fuerte y desde el principio pude nadar cómodo. La incertidumbre del trazado de natación, en modo travesía, empezando en un punto y saliendo del agua por otro distinto, dio más miga a este segmento. ¡Qué torcidos nadamos! Y eso que cada dos brazadas intentaba apuntar a la boya, pero inconscientemente uno tiende a seguir los pies de delante o a echarse contra los que te custodian a los lados. 

Traté de aislarme y nadar a mi bola y hacer cómodamente los 500 metros hasta la primera boya, pero en ella ya nos juntamos unos cuantos. Justo delante de mí pasó Miguel Ruíz, a quien pude distinguir. Junto a él iba Kristian Quintans. "Voy en buen grupo" pensé, pero camino de la segunda boya cada uno se fue para un lado y yo tomé el que creí que era el camino más recto. Estaba nadando muy parecido a Pamplona, con frecuencia alta pero sensación de deslizar (ahora lo lee cualquiera que nade decentemente y se descojona, porque lo que yo pienso que son caricias al agua, visto desde fuera son unas ostias como panes). La segunda boya nos dejaba ya apuntando hacia el puente que enfilaba el último giro antes de llegar al pantalán de salida.

El lujo de tener un sitio así para nadar. Y aunque el pantano estaba al 30% de su capacidad, salió un recorrido precioso (Foto de "Sportchip")
En ese tercer recto, pasando por debajo del puente, sentí la soledad de las ballenas varadas... Vamos, que mirada de frente y no veía a nadie. Había un hueco enorme con mis predecesores. Curioso de mí, me dio por girar la cabeza para ver cómo iba la carrera por detrás y me di cuenta de que lideraba un grupito numeroso de triatletas. Esta vez me tocó a mí hacer el esfuerzo nadando.

Mente en blanco, borracho y con un colocón curioso (Foto de "Ruth Cruz")
Aunque el último giro siempre es crítico y la gente acelera para salir delante, yo también hice lo mismo, y camino del pantalán fui buscando el hueco por donde salir "¿pero qué es est....?"  No me dio tiempo ni siquiera a maldecir el metro de altura que había que superar para salir del agua cuando, sin darme cuenta, dos brazos salieron de la nada y me pescaron como a una trucha ¡JODER! Entre dos tíos me sacaron del agua más rápido de lo que mi cabeza pudo procesarlo, y casi me pego un porrazo al tocar tierra por el descoloque que supuso. Entre lo mareado que suelo salir ya de por sí, y la "pesca" de boquerón que me habían hecho, subí la alfombra azul dando tumbos, con Miguel Ruíz, Kristian Quintans y Alberto Bravo, los tres del mismo equipo, yéndose por delante a toda leche. Llegué al polideportivo donde teníamos la transición, y aún no sé como...¡Qué mareo!

¡Pero qué pasada de reloj! jajaja Fenix 5 "on power" (Foto de "Ruth Cruz")
Tener estudiada la transición me permite no pensar demasiado en lo que hay que hacer en el cambio de material, y esta vez, más que nunca, agradecí no tener que hacer trabajar a mi cerebro. Como si hubieran pasado a cámara rápida todos esos instantes desde la salida del agua, me vi montado en mi Orbea tratando de calzarme en marcha. Pero la suerte no estuvo de mi parte esta vez. Se me cayeron las gomas y pasé las de "Caín" para poner las zapatillas. Impotente, iba viendo cómo se me escapaban los triatletas con los que había hecho la natación y otros que habían nadado más despacio, como Sergio Bolado, me pasaban, mientras yo me peleaba con las malditas zapatillas.

Yo y mi T1, mi T1 y yo ¡Qué poco nos queremos!
Cuando por fin me las puse y analicé la situación, fui consciente de lo importante que iba a ser cometer una pequeña locura. Mi amigo, Sergio Bolado, una de las mejores referencias de bici posibles, me sacaba 200 metros y, al igual que sucedió en Valencia, me tuve que pegar el calentón del día para limar esos segundos y ponerme a vista de pájaro suya. Me sorprendió lo poco que tardé en pillarle y las buenas sensaciones que me dieron las piernas ante este calentón inicial. Nada que ver con Valencia, donde me quedé tirado, solo, agonizando y en tierra de nadie. Sabía que ese "piquito" inicial de watios, por encima de 400, podía ser una condena, pero preferí olvidarme del potenciómetro y dejarme llevar por las sensaciones.

Enredado entre gomas y zapatillas. Un calvario de T1
Cogí la referencia de Sergio y pensé... "hasta donde llegue". Tener la manchita blanca en el horizonte siempre es un plus de motivación, ayuda a mantener el ritmo y no bajar el pistón. Siguiendo a la bala del equipo ilicitano, fuimos "comiéndonos" literalmente, a varios triatletas que nos habían ganado nadando. Aunque habiendo salido el 14 del agua poco margen de remontada teníamos. Pasado Corconte, en el giro de derechas para coger la Nacional de Burgos, avisté a un triatleta de rayas azules que me llamó la atención. ¡Qué traje tan curioso! Salí de dudas enseguida, cuando al pasarle vi que era Toñete, de la Marea Azul ¡Iba fino el tío!. Aunque la mala suerte se cebó con él y en esa curva de la que hablo, al pasar por un bache, salió volando su bidón y yo, que venía adelantando justo en ese momento, lo libré por los pelos. Los huevos de corbata se me pusieron, pero tampoco había tiempo para pensar, con seguir a Sergio a más de 40 km/h tenía suficiente. Al poco alcanzamos a Miguel, que venía de hacer una T1 estratosférica y unos primeros kilómetros de bici rápidos. Nos habíamos juntado los tres "compis" de viajes de esta temporada. Qué casualidad que entre más de 350 corredores y en una prueba de más de 4 horas coincidamos en el mismo lugar y en el mismo instante Sergio, Miguel y yo.

Calentón para coger la referencia del duende de casco verde de la foto (Foto de "Sportchip")
La iniciativa del terceto la tomó Sergio, pero Miguel quiso ser generoso y pasó un par de veces a marcar el ritmo. Yo me lo iba pensando "¿paso o no paso? porque pasar delante supone pegarse un calentón, y si Sergio descansa luego puede arrear y dejarme tirado". Decidí guardar y ver desde la tribuna cómo iba yendo la cosa... aunque reconozco que me dio un poco de apuro por ellos, porque estaban los dos con ganas de colaborar y ayudarse, y yo, fui un poco injusto en ese momento. Pero viendo lo que sucedió poco después, no puedo estar más seguro de que hice bien en no pasar a marcar el ritmo. Tras uno de los tramos de subida que hizo Miguel delante, Sergio abrió gas. "¡A tomar pol culo!" Era el kilómetro 25 y ahí podía terminarse la compañía. Al ver que Miguel cedía ante el ataque, salí con todo a por Sergio, para que la distancia no se fuera a mucho más de 20 o 30 metros ¡Santo calentón que me pegué! Las piernas quemaban y el corazón me recordó lo que era pasar de la zona umbral.

No soy yo mucho de tumbar en las curvas, la verdad (Foto de "Ruth Cruz")
Con la tontería, el pobre Miguel se quedó por el camino y Sergio y yo seguimos adelante, ya a ritmo más calmado, por suerte. Me llevaba con el gancho y, aunque las piernas seguían respondiendo, no las tenía todas conmigo de poder llegar bien a la carrera a pie. Recorrimos la zona Sur del Pantano, por carreteras rompepiernas y constantes sube y baja. Ivan Cazorla fue uno de los que adelantamos en ese tramo, más o menos al paso por Arija. Poco después vimos cómo Ángel Salamanca, líder de la natación, se paraba ante un posible pinchazo, que al final resultó ser otro problema mecánico en la bici pero que no le impidió echarle narices y terminar la carrera. Todo un ejemplo el que dio en Buelna. Cuando uno está para ganar y se ve fuera de carrera a los 30 km de bici, hay que tener mucha cabeza para seguir hasta meta, como hizo él.

Tapas de "LaminarCover" estrenadas con éxito ¡Qué descubrimiento! (Foto de "Ruth Cruz")
Con la concentración de los primeros 35 kilómetros se me había olvidado beber y comer. De repente me entró el agobio y empecé a "picar" de los dos botellines y de la cantimplora de geles. Menos mal que Sergio dio una tregua hasta Bolmir. En este pueblo giramos a la derecha. Ya quedaba poco para echarse carretera abajo, y los primeros 45 kilómetros de carrera habían caído en ¡poco más de 1 hora! Madre mía, más de 40 km/h de media en la vuelta al Pantano, una auténtica locura.

Antes de despendolarnos hacia Los Corrales, por la rápida carretera de Las Hoces, pasamos el primer avituallamiento... por llamarlo de alguna manera, porque la idea de descansar unos segundos aprovechando para beber se fue al traste cuando vi que Sergio no cogía nada. "¡Ale! Pues yo tampoco". ¡De locos! 45 kilómetros y cuatro sorbos de Triforza había podido dar. "Si no me da un chungo por deshidratación en esta carrera, soy inmortal" iba pensando.

¡Qué fotones nos haces, Anita! Intentando mirar de reojo a la cámara (Foto de "Parando el Crono")
Último repechito antes de la bajada, punto de encuentro con el público, que estaba esperando a que pasáramos y luego bajar en coche a Los Corrales a ver la carrera a pie. Empezamos la bajada y aquí empezó la cruda realidad. Primera curva de izquierdas, Sergio la coge acoplado, a 80 km/h, y yo me desacoplo y freno... perdiendo un porrón de metros y diciendo adiós a mi referencia. Me quedé solo, solo solo; más solo que la una. Empezaba una nueva carrera para mí, ahora tocaba lidiar conmigo mismo y encontrar mi ritmo. Concentrado en tomar bien las curvas y frenar lo menos posible, los kilómetros fueron cayendo a toda velocidad. Y, aunque el viento Norte que soplaba de cara nos frenaba bastante, la media se iba por encima de 40 km/h sin problema. No me vino tan mal como pensaba la soledad. Al menos pude comer y beber tranquilo, y recuperar un poco las piernas. De vez en cuando, entre bajada y bajada aparecía una "tachuelilla" donde se agradecía el tener que ponerse de pie en la bici para lanzarla de nuevo cuesta abajo.

Volando bajo por las rectas de Arenas de Iguña (Foto de Gonzalo "Zero Grados")
Entretenido con el paisaje y con el esfuerzo, llegué a Arenas de Iguña, donde Gonzalo, mi amigo del alma y biomecánico de la empresa "Zero Grados", estaba haciendo unas fotos para cazar las posiciones de los triatletas en la cabra. ¡Qué fotones se marcó! Y aprovecho para hacer una reflexión sobre mi nueva posición en la bici de crono. Cuando me puse en manos de Gonzalo iba en plan "globero", ahora por lo menos aparento algo en las fotos (jejeje). En serio, colocarte bien no solo es sinónimo de aerodinámica, sino también de comodidad, y creo que hemos encontrado el equilibrio entre ambas partes: posición agresiva, codos cerrados y muy cómodo.

Pasando revista a la nueva posición sobre la cabra ¿me das el aprobado no, Gonzalo? (Foto de Gonzalo "Zero Grados")

Justo después de esto, el bidón de sales que llevaba se fue a tomar vientos con un bache, y me quedé sin bebida en el kilómetro 65. De ese bidón solo había tomado un traguito y era mi apuesta para la parte final del segmento ciclista. Pero como soy experto en perder bidones (Half de Madrid) o geles y sales (Ironman 70.3 de Santa Cruz) tampoco me importó mucho... "¡qué más da una más!"

Los últimos 25 kilómetros ya no son tan favorables y las largas y llanas rectas predominan. Fue entonces cuando el triatleta Ele Aguado me alcanzó y volvió a meterme en carrera, o al menos, a hacerme ver que no estaba dándolo todo. Sufrí como un condenado para no perderle de vista. La mancha blanca de Sergio cambió a naranja, color de la vestimenta de este buen hombre, que venía desde atrás haciendo un segmento ciclista de escándalo.

Será por fotos... ¡Otro fotón más de un crack! (Foto de Alfredo Poomusaieva)
Antes de llegar a la T2 nos pasamos de largo de Los Corrales, para hacer un bucle y llegar a los 90 kilómetros. Casi 91km a 41 km/h de media me marcó el Garmin Fénix cuando dejé la bici en mano de los voluntarios que nos la recogían en la entrada al Complejo Deportivo. Allí se iba a librar la batalla final, la que más me gusta y en la que mejor me desenvuelvo.

91 km a 41 km/h de media... no está mal para un globero 

Llegué a la segunda transición el 9º, pegadito a Aguado (8º), y pude sentir por primera vez el calor del público que gritaba ¡Pelayo! de todos los lados. Ya no estoy acostumbrado a que me animen tanto. Llevo toda la temporada corriendo fuera de Cantabria y nadie me conoce. En Buelna corría en casa y eso se notaba. Animado por el "speaker" hice la mejor segunda transición que recuerdo. Solo 35 segundos tardé, exactamente, en encontrar mi cesta, quitarme el casco, ponerme la gorra, las gafas, los calcetines, las zapatillas de correr, coger los geles, dar la vuelta al dorsal y salir de boxes. Me ha llevado más tiempo escribirlo que en hacerlo.
Lo que perdí en la T1, lo recuperé en la T2. No me ponía tan rápido los calcetines hacía tiempo
Tal fue la motivada de llegar a Los Corrales y oír mi nombre que salí a afrontar los 21 kilómetros un poco pasado de vueltas. Ya en la transición adelanté a Aguado y empecé a correr el 8º. El Top 10 no se me iba a escapar, salvo catástrofe, pero ya que estábamos, íbamos a por más.

Esto de sonreír lo aprendí del maestro Pablo Ibarguren, pero todavía no estoy a su nivel jejeje
La carrera a pie de Buelna, aunque es llana, es muy propensa a que ocurran grandes petadas. Esto pasa porque la bici se hace sin descanso, sin dejar de dar pedales ni un instante e, inconscientemente, desgasta la musculatura, pagándose en los últimos kilómetros de la carrera a pie. Aunque era conocedor del historial de grandes petadas de Buelna, no lo pensé demasiado y pasé el primer kilómetro a 3:20'/km, momento en el que adelanté a Sergio Bolado. Me puse séptimo y a tiro de los dos siguientes, por lo que no bajé el ritmo. Antes de que el reloj me ticara 3:22'/km en el segundo kilómetro, ya había pasado a Kristian Quintans y a Julen Díez. Me había puesto ¡QUINTO! Un puesto que daba acceso a premio en metálico.  Y eso acabábamos de empezar la carrera a pie.

Family supporting me. Foto muy simbólica, gracias Marcos (Foto de Marcos Bardón)
El giro al final del camino de grijo me permitió ver cómo iba la carrera por delante. Gustavo Rodríguez lideraba sólidamente seguido de Aguayo y Ruvireta. Los dos primeros muy destacados y el tercero más cerca, pero no a tiro. Un pódium digno de un campeonato de España Elite. El cuarto era Manu del Real, otro de los grandes de la distancia y que llevaba el dorsal 1 tras ser segundo el año pasado. ¡Qué nivel! No me podía creer que yo fuera el siguiente, detrás de estos súper clase. La motivada duraba todavía y el parcial del kilómetro 3 fue de 3:24'/km. Estaba corriendo por encima de mi ritmo y probablemente lo pagaría al final, pero había que abrir hueco con los de detrás y no dar opción a que se plantearan pasarme.

Si es que tengo la mejor afición. Aquí animado por la "BENDER" con más pódiums y victorias de todo el equipo (Foto de Gonzalo "Zero Grados")
Aunque antes de seguir sufriendo tocó pasar por lo que yo llamo "el césped de la gloria". Y es que en cada una de las cuatro vueltas de carrera a pie, al pasar por la zona de meta, por un tramo de hierba, encintado, todos los triatletas experimentábamos el subidón que da ver a tus amigos animándote. Allí estaban todos, mis padres, Pablo, Almu, Gonzalo, Oscar, Carla, Pepín... y un sin fin de amigos que anestesiaron mis dolores y me hicieron salir del "césped de la gloria" flotando en una nube. ¡JODER QUÉ PASADA! Pero con tanto ánimo y motivación se me olvidó coger agua en el avituallamiento, y no estaba la cosa como para dejar pasar ni una.

Se pierden unos segundos pero se ganan vidas de felicidad ¡GRACIAS AMIGOS! (Foto de Gonzalo "Zero Grados")
Camino del segundo punto de bebida, justo al final del camino de piedras, donde se giraba para volver en cada vuelta, me encontré con la grata sorpresa de ver a Manu del Real justo delante de mí. Me pilló un poco despistado, porque no me esperaba darle caza, y menos tan rápido, pero ya puestos, ¿por qué renunciar al cuarto puesto? Animé a Toñete antes de lanzarme a por ese puestito más. Era el kilómetro 6 y ese parcial lo hice a 3:28'/km. Aunque antes había bajado un poco el ritmo, al adelantar a Manu, inconscientemente las piernas corren un poco más.

Otra más por el "césped de la gloria" (Foto de Gonzalo "Zero Grados")
"¿Y ahora qué?" pues a seguir remando. Ruvireta era el siguiente. El vigente medallista de bronce en el Campeonato de España estaba a tres minutos, pero al cruzármelo antes del giro la sensación que me dio es de que iba controlando la carrera y regulando. Intenté mantener el ritmo, pero a partir del kilómetro 10 la gasolina empezó a agotarse. Por detrás había conseguido una ventaja de más de tres minutos y por delante Ruvireta mantenía la misma diferencia conmigo. Las piernas empezaron a quedarse sin fuelle y todavía quedaba un mundo para terminar.

Anécdota: en este punto, un par de triatletas ocupan toda la acera. Vengo por detrás y espero a que dejen hueco sin decir nada. Uno de ellos se percata y asustado me deja pasar sin parar de disculparse. Me giro, le espero, me pongo a su lado y le digo "¿te crees que voy a perder mucho por ir un rato contigo? ¡Anda que no tenemos metros para correr, a por ello fenómeno!" y sigo mi camino. Aquí todos competimos en igualdad y me da lo mismo ser primero que ultimo, todos tenemos el mismo derecho a disfrutar y ser respetados, es una pasada encontrarse gente buena como este chico, que no supe quien es, pero que me dejó con la anécdota del día (Foto de Alfredo Poomusaieva) 
La suerte de correr en casa hizo que lo que podía haber sido un calvario de 11 kilómetros se convirtiera en un rodaje más entretenido que los que hago sorteando turistas en verano por el Sardinero. Los constantes saludos y ánimos de compañeros triatletas que iban en otra vuelta me ayudaron a tener la mente entretenida. ¡Menos mal!

Descripción gráfica de lo que es ir "recogiendo cadáveres", o de ver como intentan recoger el tuyo jeje (Foto de Fabián Roncero)
Y así sobreviví a la "crítica" tercera vuelta. Ya solo quedaba la última. El tercer puesto estaba a años luz y había que guardar todas las balas posibles para el Mundial. Al fin y al cabo, terminar cuarto en este Half era mucho más de lo que me podía imaginar a priori, viendo el cartel de salida que había.
 Disfruté del último giro, animé, entre otros, a Juanillo y a Manolo Ramos y poco a poco fui cerrando ese círculo del que hablé al principio de la crónica. Hoy más que nunca sentí una alegría infinita por ser finisher en Buelna. ¡Cuarto!, que está muy bien, pero me quedo con lo de "finisher". Una promesa interna que me hice en 2010 cuando vi a mi amigo Pablo terminar esta carrera y que siete años después estaba reviviendo yo también ¡Qué sensación!

Últimos metros de disfrute, cerrando el círculo (Foto de Gonzalo "Zero Grados")
Y ya no os cuento lo que fue llegar a meta, recibir el abrazo de Bardy, levantar la cabeza y encontrarme allí a un tal Gustavo, un tal Aguayo y un tal Ruvireta... Manos a la cabeza y mi más sincera admiración hacia ellos, que para mí son ídolos de este deporte.



Círculo cerrado y promesa cumplida. Prometo volver 
4 horas, 3 minutos y 59 segundos marcó el reloj de meta, suficiente tiempo para dar de qué escribir en siete páginas de crónica y, sobre todo, tiempo suficiente para darme cuenta de que estoy bien. ¡Sí! de vez en cuando tiene uno que darse palmaditas en la espalda. Pasé semanas muy jodidas entrenando, pero ver que realmente el estado de forma está conseguido de cara al Mundial, da una motivación extra.

Y antes de cerrar este capítulo, dos cosas más. La primera, que el señor Luis Cue, aunque me vaya a odiar por unos días, fue "FINISHER" en Buelna también, y eso tiene el mismo mérito que todos, te llames Don Gustavo o te llames Perico de los Palotes. Así que Luisito, disfrútalo, valóralo y desde aquí vuelvo a mandarte mi más sincera enhorabuena.

Un nuevo integrante de la familia de los Medios Ironman, el gran Luis Cue
La segunda... ¡EL BENDER TRIATLÓN AL PÓDIUM! Y esto sí que es noticia. Gracias a la genial carrera de Ivan Polo y Rami, conseguimos puntuar tres del equipo(los justos) y encima ser ¡TERCEROS! por delante incluso del equipo de casa, el Triatlón Buelna, y siendo el primer equipo cántabro. Llevábamos sin subir a un pódium por equipos desde Comillas 2015, por lo que volver al cajón para este grupito de amigos es un sueño.

Éramos pocos pero hicimos diana. BENDER TRIATLÓN TERCEROS POR EQUIPOS

Felicidades a todos, y que lo que ha unido el triatlón, no lo separe nadie.


Próxima parada: Chattanooga!!

miércoles, 2 de agosto de 2017

SEMANA 5/11: Pasando penurias, pero lo que no te mata, te hace más fuerte

RESUMEN DE LA SEMANA:


- Tiempo total: 16h
- Calidad: Series largas de bici (20') y series medias de natación (100 y 200m)
- Competición: -

-Carrera a pie...............(4 Sesiones): 4h (60 km)
-Bici ..............................(3 Sesiones): 9h (222km)
-Natación......................(5 Sesiones): 3h (9960m)
-Gimnasio.....................(0 Sesiones)   


Objetivo: Semana de volumen en deportes no lesivos (bici y natación), con poca carrera a pie

Sensaciones: Muy malas sensaciones que fueron progresivamente a peor a lo largo de la semana para mejorar ligeramente el Sábado y Domingo. Demasiada carga de entreno y poca carga de hidratos. Muy vacío.



Lunes 24 de Julio:
Natación 2550 metros. Aunque tenía descanso, Ricardo me dio la opción de soltar en el agua y como me encontraba bien después de competir el Sábado en Getxo, acabé haciendo más metros de la cuenta en un entreno improvisado con 500m crol calentando, 3x(50m pies tabla+100 crol suave) + 10 x(25m fuerte+25m braza)+ 4x100 (1:29/26/27/23) recuperando 50m estilos. Luego me dio por hacer un 100 braza al 80% e hice 1:36 y para acabar 300m soltando crol y estilos. La verdad es que es de esos días en los que no tienes nada planificado y te apetece hacer algo, lo coges con ganas y salen ritmos buenos sin esfuerzo.

Martes 25 de Julio:
- Bici Salida larga por la mañana con Ricardo. Amaneció el día nublado y lloviznando, pero las previsiones apuntaban a que mejoraría y por eso nos la jugamos. La decisión de la ruta fue sobre la marcha. Miramos el parte meteorológico y vimos que hacia Cabezón de la Sal daban bueno... La idea era ir hasta Cabezón, subir Carmona y volver, pero cuando llegamos a Cabuérniga llovía demasiado, la niebla cerraba el valle y decidimos dar la vuelta, pero en vez de venir por Torrelavega, rodeamos un poco. Subimos el Alto de San Cipriano alegres (325w) y luego Hijas para caer a Puente Viesgo y volver a Escobedo con 120 kilómetros en las piernas. Hoy ya empecé a notar algo de flojera, sobre todo al principio del entreno tenía fatiga en las piernas, pero a medida que fue pasando el día se me fue quitando y acabé bastante entero.
-Natación: No estaba en el plan nadar, pero acabé haciendo 1200 metros en Marisma de relax total mientras esperaba a Pablo para ir a la poza de agua fría y al baño turco. Fin de día en modo recuperación, que creo que lo voy a necesitar.

Miércoles 26 de Julio:
Carrera a pie en la Sniace con Pepín y Pablo a medio día. ¡Qué calor! Hoy tenía el primer entreno de carrera a pie después de Getxo. El destrozo de pies que me hice en la carrera se había quitado tras tres días sin correr y solo nadando. Muy poca carrera a pie la de esta semana, pero me va a venir muy bien muscularmente. La sesión consistía en 1hora de rodaje con un fartlek de 15x(30" fuerte al 80% + 1' trote). Los primeros metros del calentamiento fueron una tortura, piernas agotadas, fatigadas y sin fuerza, pero cuando empecé a hacer los cambios por el Patatal de la Sniace empezaron a quitarse los síntomas de fatiga (o a disimularse) para acabar haciendo un fartlek más o menos decente. La liada llegó después, cuando subí del Patatal al acabar mis cambios con la idea de trotar y Pepín me pide que le tire un 1000 de una serie de 2000 que quiere hacer fuerte. Se lo hago a 3:06'/km y luego le hago el último 300 en 50'' aproximadamente. No estaba en el plan y con lo justo que voy de fuerzas creo que lo voy a pagar, pero bueno, me lo pasé bien entrenando con él y con Pablo, que se había cascao 4x2000 con toda la solana y medio cojo.
Natación: Por la tarde tocó probar a nadar en el mar sin neopreno. En realidad fue por tema de logística, pues no me dio tiempo a pasar por casa y tuve que ir al Sardinero en turbo. De camino hacia la playa con Pablo no tenía un pijo de ganas de nadar. Iba descuajeringao de la carrera a pie de tres horas antes y con cansancio, pero ya que estábamos allí había que hacerlo. La pereza se me quitó en cuanto metí el pie en el agua fresca (de inicio) aunque luego resultó estar cojonuda y perfecta para hacer 2200 metros sin neopreno con 6 cambios de 200 metros, contando aproximadamente 90 brazadas. No pude forzar mucho porque estaba cansado, pero ni tan mal y otro entreno a la saca.


Jueves 27 de Julio:

Bici ¡EL ACABOSE! Y lo titulo así por cómo terminé esta salida en bici con Ricardo. Salimos a las 15:30h de Escobedo, con un calor de justicia, rumbo a Selaya por el Alto de San Martín y vuelta. Unas tres horas previstas y 90 kilómetros, con la idea de hacerlos rápido. Y la gasolina me duró exactamente una hora. Coronamos el Alto de San Martín con casi 34km/h de media y 275 watios medios desde casa. Hasta ahí bien, pero fue empezar a bajar, llegar al primer llano y ¡PUUUUUUUUUUUUUUUUM! Explosión muscular en toda regla. Las piernas dejaron de ir, se convirtieron en chicle y no había forma de pasar de 200 watios. Llegué malamente a Selaya, donde me esperaba Ricardo, que me había sacado unos segundos subiendo San Martín y luego fue imposible pillarle en el llano con mi pájara. La vuelta a Escobedo fue una tortura, poniéndome de pie para pedalear con mi peso porque las piernas dijeron basta. Es increíble como las sensaciones de cansancio que he ido notando poco a poco a lo largo de la semana saltaron a la vista de un plumazo. Lección aprendida, aunque creo que estoy metido en una dinámica que, para mi ritmo de vida, es demasiado agresiva y estoy que no puedo con los cojones.
Carrera a pie en transición al acabar... ese era el plan JAJAJAJA. Después de llegar al coche con la inercia si me dicen que tengo que correr 100 metros creo que a los 50 me caería redondo, así que me salté esta parte del entreno y me fui para casa a descansar.

Viernes 28 de Julio:
Natación ¡SERIES! ¡Toma ya! La agonía de ayer fue poca y hoy tenía series en piscina 6x100 + 8x50 + 10x25. No es que me haya levantado cansado hoy, sino que de la que bajaba a Marisma para encontrarme con Pablo iba pensando que a qué cojones iba, si me costaba hasta caminar. La sensación de cansancio sigue multiplicándose cada día y las ganas de entrenar decrecen exponencialmente. ¡Cómo nos gusta torturarnos! Nada, el cuerpo no iba, la cabeza tampoco y mi compañero de entreno, Pablito, estaba igual o peor que yo. Al menos nos metimos a nadar en vez de ir a la Sauna (aunque ahora que lo pienso hubiésemos hecho más en la sauna que nadando). Intento de series de 100, pero cuando haces la primera al borde del infarto y del desfallecimiento y ves en el reloj 1:30, no hace falta decir más. Las hice todas, dando pena, pero todas, y al menos no me como la cabeza por saltarme el entreno.
Carrera a pie de 50' en Z2 después de nadar, pero como no podía con el alma y las ganas eran nulas, salí en modo paseo por la Bahía de Santander, yendo hasta el Centro Botín y volviendo al trote cochinero. Mira, curiosamente corriendo no me encontré tan mal como pensaba, pero decidí tomármelo de paseo paseo. Creo que si sigo así no termino la semana

Sábado 29 de Julio:
Bici con cabra: ¡SERIES LARGAS EN LLANO! Después de unos días pasando penurias decidí olvidarme de series, ritmos o cualquier cosa que me metiera estrés y en vez de ir con la cabeza puesta en hacer las 2 series de 20' en llano, fui con la idea de disfrutar de la mañana sobre la cabra. Un pinchazo inesperado de Pablo me hizo perder a mi compañero de ruta antes siquiera de empezar. Fui de Santander a Oruña tranquilo, y una vez allí me dije... "¿y si hago 20' acoplado para seguir adaptándome a la posición?" Quité el Garmin de delante, lo metí en el bolsillo y me hice ida y vuelta de Oruña a Renedo sin agobios, alegre y procurando fijarme en detalles como la forma de lanzar la bici, ir metido en el manillar muy aero, aprovechar la inercia de las bajadas para con el menor esfuerzo ir lo más rápido posible, cadencia alta... en definitiva, 20 minutos de aprendizaje que al final salieron a 39 km/h y 263 watios. Repetí jugada de nuevo y me salió casi 40 km/h y 270 watios. Esto lo supe al llegar a casa. Me dejó muy buen sabor de boca porque ya no solo no me encontré mal como estos días, sino que lo disfruté. A veces es bueno olvidarse de números, medidas y cachivaches e ir por sensaciones. Por suerte tenemos el Fénix 5 que todo lo guarda y nos deja ver los datos al terminar.
- Carrera a pie:  en transición tras la bici 45' de carrera a pie en Z2 era lo que tenía en el plan. Dejé la bici a las 13:30h con un calor de morirse. Me calcé las zapatillas y con calma, igual que ayer, salí a trotar. Me costó mucho entrar en el rodaje los primeros metros, pero cuando ya me puse a correr por llano por los Castros y me dio por mirar el reloj, ver que iba cómodo entre 3:40 y 3:50 me dio un subidón. Y así hice 40', utilizando los 5' últimos para soltar. Eso sí, aunque la percepción de esfuerzo no era mucha, el pulso iba por las nubes; y es que con el calor que hacía y las dos horas de cabra previas me hacían dar entre 10 y 15 ppm más de la sensación que llevaba. Contento con el rodaje terminé.

Domingo 30 de Julio:
Carrera a pie: Rodaje LAAAAAAARGO de 20 kilómetros que hice por la mañana en ayunas. Como había cenado bien y el rodaje que tenía era, teóricamente, fácil (Z2), salí sin desayunar buscando sensaciones en condiciones parecidas a las que te puedes encontrar en la carrera a pie de un medio Ironman. Por si las moscas me llevé dos geles de keepgoing mezclados con agua en un botecito. El rodaje desde El Sardinero hasta Soto de la Marina, y vuelta, fue bastante cómodo y sin sensación de decaimiento. Por si acaso fui tomando a partir del km 10 un sorbito de geles cada dos kilómetros. Aproveché para practicar esta estrategia frente a la que suelo hacer en los medios que consiste en tomar un gel en el km 7 de golpe y otro, también de golpe en el km 14. Quizás en Chattanooga necesite tomas más continuas y haberlo practicado hoy me vino bien. Al final 20 km a una media de 140 pulsaciones y ritmo de 4:10 con una mojadura de campeonato pero sin agobios y bien. Eso sí, después del entreno "forré" como un campeón jeje

Natación: No iba a ir pero tuve un rato a última hora del día y bajé a Marisma a nadar 1500 metros combinando estilos y técnica, y meterme en la poza de agua fría, seguida de baño turco. Semana finiquitada y acabando mucho mejor de lo que se dio a mitad de ella. ¡A por la siguiente!