Apenas recuperado del subidón
de la media maratón de París, recibo la noticia de que finalmente estoy en la
selección. Cántabra de Cross que el domingo siguiente a la cita parisina se iba
para Alcobendas al Campeonato de España de Campo a través. Sinceramente, la noticia me
sorprende y me alegra. Toda la temporada de invierno cobra sentido con esta
selección que, quizás, me llega un poco joven, pero que pienso aprender de ella
como nunca y ser una esponja al lado de los mejores crosistas de la región,
como Javi Crespo o Roberto Ruiz, gente a la que admiro desde que empecé en esto
del atletismo y con la que iba a tener la suerte de compartir equipo.
Afronto la semana con mucha
calma y dándole al cuerpo exactamente lo que él me pide. Es difícil recuperarse
de una carrera larga como una media en tan poco tiempo, así que nada de excesos,
para intentar llegar a Alcobendas lo más fresco posible. El sábado por la mañana cojo el
bus en la Albericia, ataviado con el chándal rojo de la selección y acompañado
por los equipos junior, promesa, Sénior y algún veterano como mi amigo Poo que
casualmente ha estado siempre presente en las carreras más importantes que he
corrido. Todo un placer tenerle de nuevo a nuestro lado.
El equipo Sénior masculino finalmente estaba formado por Sergio Correa, Javier Crespo, Marcos Fernández Roberto Ruiz, David Álvarez, Yassine Laazzaoui y yo. Las bajas de última hora de Hachoumi y Pepin hicieron que fuéramos solo siete los presentes, debiendo acabar al menos 6 para puntuar. Luego, el primer objetivo personal estaba claro: ser uno de esos 6 que puntuasen para el equipo.
Llegamos a Alcobendas a las
18:00h. Santi Velasco, el delegado de la Federación que nos acompaña, hace el
reparto de habitaciones. A Sergio Correa y a mí nos toca juntos.¡ Perfecto!
porque nos conocemos bien y ya habíamos compartido Selección Cántabra de
Triatlón en los pasados Campeonatos de España en Navajas (Valencia).
Sin apenas tiempo para dejar
las cosas nos reunimos toda la delegación para reconocer el circuito y soltar
las piernas. Las primeras impresiones sobre el mismo fueron de sorpresa. Me
resulta difícil calificarlo, pero lo más apropiado sería decir que es una
mezcla entre tortuoso y duro. Y cuando digo duro me refiero a los dos sentidos
de la palabra: duro por las cuestas que tiene y duro por el terreno, que en su
mayoría transcurre por caminos de tierra seca. Se hizo de noche en Alcobendas y
la temperatura, cada vez más baja, invitaba a refugiarse en el hotel.
A las 21:00h cenamos todos
juntos un menú típico de atletas, aunque demasiado tarde, para mi gusto, y
quizás un poco copioso (yo soy de los que ceno poco la noche antes). Pero, es
ver la comida en el plato y no me puedo reprimir. Arroz blanco con tomate de
primero, pescado a la plancha con patatas cocidas de segundo y un plátano de
postre. Listos para irnos a dormir y darlo todo por mi "tierruca" de
adopción atlética.
A las 8 de la mañana sonó el
despertador, miré el móvil y me encuentro con un mensaje de mi madre que dice
algo así como que está en la cafetería de mi hotel ¡NO ME FASTIDIES!
¡SORPRESÓN! Aunque viniendo de ella no me sorprende nada. La muchacha se plantó
en Madrid tras salir de Oviedo en autobús a 1 de la madrugada. Eso sí es amor
de madre. Desayuné con ella y me volví a la habitación. Nuestra carrera era a
las 13:05h y, como el circuito estaba a unos 5 min trotando desde el hotel, no
había ninguna prisa por ir pronto. Tanto Sergio como yo disfrutamos de las
carreras de los junior por televisión, apurando hasta el último momento para
descansar y relajarnos.
A eso de las 11:30h pusimos
rumbo al circuito con la intención de ver a los promesa. ¡Qué ambientazo! Por
lo sinuoso que era el trazado, permitía al público estar completamente encima
de los atletas y formar pasillos humanos. Dejamos la mochila en la carpa de la
selección cántabra, habilitada por la organización (¡qué nivel!) y nos pusimos
a calentar con casi una hora de margen para la carrera.
Las sensaciones de ese primer
trote suelen decirme a la perfección cómo me voy a encontrar, y, pese a haber
corrido una Media Maratón una semana antes, las sensaciones fueron
espectaculares. Todos los integrantes Sénior Masculino de la Selección Cántabra
calentamos juntos. Es un lujo cruzarte en el calentamiento con las figuras de
atletismo nacional: Carlos Alonso, Toni Abadía, Abad, Mechal, Bezabeh, Javi
Guerra, Villalobos... ¡Casi nada! ¡Qué de gallos en un mismo corral y qué
privilegio estar allí, como uno de los elegidos para representar a la tierruca!
Me sorprendió el ambiente de concentración que había durante el calentamiento.
Yo, acostumbrado al ambiente más
distendido y relajado de los crosses de Cantabria, me resultaba extraño ver a
la gente que apenas hablaban unos con otros y cuyas caras de concentración
denotaban la importancia que le daban a esta carrera.
Pese a ello, disfruté del
calentamiento como nunca en mi vida, y un cuarto de hora antes de la salida nos
pasamos la cámara de llamadas. Estamos dentro, ya no hay vuelta atrás, encerrados
en el corralito de los atletas intentaba hacer progresivos al lado de todos los
gallos. Esta carrera es, quizás, la más importante de España en la disciplina
del Cross, pues reúne a atletas de todos los perfiles, desde medio fondistas de
800 y 1500, hasta maratonianos.
Nos colocamos en el cajón
número 15. Yo decido ubicarme el último de la selección, pues a priori entré
como reserva a última hora y es justo que ceda las plazas a mis compañeros.
Yassine y Crespo se colocan los primeros, uno al lado del otro. Vista al
frente. La pista de tierra por la que vamos a volar en apenas unos segundos
apunta al cielo y se pierde en el horizonte. Se puede cortar la tensión con un
cuchillo, todos preparados...¡SALIDA!
Me quedo atascado en el cajón
(lo previsto) y cuando por fin me libero, corro como si no hubiera un mañana
persiguiendo a la manada de búfalos que me precede. La polvareda que se levanta
es tal, que de repente dejo de ver más allá de 10 metros, pero soy consciente
de que voy de los últimos. Llueven codos por coger posición para la primera
curva. La temida recta inicial de subida se termina y giramos a la derecha para
hacer un bucle por la hierba y tirarnos pista abajo como camicaces.
Sigo de los
últimos, pero no me importa. Pasarse en los primeros metros significa hipotecar
la carrera y, probablemente abandonar antes de completar las 6 vueltas (12
kilómetros) de los que consta la carrera. En la bajada empiezo a ganar
posiciones y me coloco a la par de mi paisano Pablo Ibáñez. No miro el reloj,
pero noto que el pulso va alto, esto no va a ser como la Media de París, aquí
me voy a tener que exprimir mucho más, primero, para no ser doblado y segundo,
para no quedar de los últimos. Completo la primera vuelta y parece que me voy
asentando, hasta que me adelantan dos chicos que vienen a buen ritmo y me animo
a sufrir para ir con ellos. ¡Acierto! Pegado a su estela empezamos a pasar
corredores con cuentagotas. Ya antes había pasado a David Álvarez, por lo que
en ese momento era el sexto de Cantabria y, por tanto, estaba en puesto para
puntuar.
A mitad de segunda vuelta
levanto la cabeza y para mi sorpresa veo a Sergio muy cerca. Le paso y observo
que lleva mala cara. Solo espero que sea una crisis pasajera y recupere el
ritmo que tiene en las piernas.
Yo sigo a lo mío, a la estela de mis dos
amigos, sufriendo, pero con la sensación de ir rápido (dentro de lo que el
"cuestudo" circuito nos permite). Empezamos la tercera vuelta y justo
al inicio de la zona de subida con curvas (tipo Alpe D´huez) me veo encima de
Yassine, a quien supero sin que intente siquiera seguir mi ritmo... ¿qué está
pasando? ¿tanta factura ocasionó la primera rampa de salida? Pues sin comérmelo
ni bebérmelo ya soy el cuarto del equipo. Por delante viajan Crespo, Tico y
Marcos.
La cuarta vuelta transcurre sin
sobresaltos y en la quinta me doy cuenta de que estamos alcanzando al grupo de
Marcos y Pablo Ibáñez, este último, con quien empecé la carrera, me había dicho
"hasta luego" en la segunda vuelta. Termina el quinto giro y justo en
al inicio del sexto contacto con el grupo de Marcos y Pablo. Es en ese momento
cuando mis dos compañeros de fatigas deciden cambiar el ritmo y me revientan
por completo. Se me va el grupo con el que acaba de contactar y empiezo a pagar
los excesos. Solo queda una vuelta, pero mis piernas dicen que "ya valió
de correr" Cada zancada es un suplicio, literalmente, ¡voy muerto! Llego a
las últimas curvas por el césped. Oigo los ánimos de mi primo, que había venido
a verme tras el partido jugado en Leganés el día anterior, y me vengo arriba.
Últimos metros, recupero la distancia perdida con mis predecesores, mente en
blanco, zancada descontrolada y ¡META!
Exhausto. Es la mejor palabra
para definir el estado en el que crucé la línea de meta. Exhausto pero
contentísimo y consciente de que había hecho un carrerón, dentro de mis
posibilidades. Puedo decir que este Campeonato de España entra en el top 3 de
mis mejores carreras en atletismo. Y...¿el puesto de la general? os
preguntaréis. Pues mi puesto final fue el 90 de 123, lo cual dice mucho del
nivelazo que había en esta carrera y del privilegio de correr con los mejores
atletas del país. De los representantes de la
selección cántabra fui el cuarto en terminar, muy cerca de Marcos, que fue el
tercero, a poco más de un minuto de Tico (segundo) y a dos minutos del
incombustible Javi Crespo (Primer cántabro). El puesto del más gallo de la
tierruca fue el 37ª, que es un puestazo pero que nos sirve para darnos cuenta
del nivel que hay en Cantabria en relación a otras comunidades.
Y sin duda, el mejor regalo
tras la carrera fue encontrarme con mis amigos Dani Lanza y Álvaro Renuncio (compañero
de viaje en la Media de París) y con mi primo y mi madre. De verdad ¡MUCHAS GRACIAS
a los cuatro! Es increíble viajar 500 kilómetros y contar con el apoyo de
familiares y amigos. Otros cántabros del mundillo del atletismo también
estuvieron allí animando, pero muy especialmente quiero agradecer a Cris Ruiz y
a Rocío Soria por sus fotos, muchas de las cuales están ilustrando esta
crónica.
Y nada más, con esta carrera
cierro, ya sí, la temporada de cross, y lo hago con el mayor premio que me
podía imaginar: representando a la región donde me formé como atleta, en un Campeonato
de España. Espero haber estado a la altura de lo que se me podía exigir, pero
lo que no se puede poner en duda es que me desfondé por este equipo con el que
pasé un fin de semana difícil de olvidar.
Os dejo el enlace de Teledeporte con la retransmisión completa de la carrera:
y que dure...
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