Cuando surge la posibilidad de competir por los lugares
donde normalmente entrenas, siempre afrontas esa carrera con más ilusión que
otras.
Hace un par de meses le dieron las riendas de la
organización del Campeonato de España de Clubs a Pablo Gutiérrez. Los
ingredientes eran los mejores: circuitos espectaculares por los lugares más
emblemáticos de Santander, muchos de los mejores triatletas del país presentes
en la cita, ambiente triatlético increible y en paralelo al campeonato de
España, una prueba individual con el sobrenombre de "Triatlón de los
históricos" en la que se quería mezclar pasado, presente y futuro de
nuestro triatlón. Un homenaje a los pioneros de nuestro deporte que en 1986 se
lanzaban al agua en el Sardinero para hacer 1200 metros de natación, 60 kms de
ciclismo y 20 kms de carrera a pie (Eduardo No, Carlos Santamaría, Javier
Berasategui, Antonio Alix...). Ahora solo faltaba cocinar bien esos ingredientes para que
Santander respirara triatlón durante todo el fin de semana.
Con los deberes prácticamente hechos esta temporada,
participar en el triatlón de Pablo me hacía especial ilusión. Invité a Luis, un
nuevo adicto a este deporte, a pasar el fin de semana en
Santander y competir en el triatlón de los históricos. El sábado por la tarde
nos dirigimos al muelle de Gamazo, rehabilitado para el mundial de vela.
Estaban compitiendo en ese momento los clubes femeninos de Promoción, entre los
que estaba, por primera vez en un Campeonato de España de clubs, un equipo
cántabro, y como no, tenía que ser el Camargo-Astillero ¡Enhorabuena chicas!
Dejamos todo en boxes mientras veíamos correr a la Promoción
masculina; prueba en la que el Triatlón Santander se batía el cobre para
intentar subir de categoría. Hecho que a la postre logró, venciendo por
escuadras y ascendiendo a segunda división ¡Enhorabuena para vosotros también!
Unas brazadas de calentamiento en la playa de Peligros y
directos a la salida. Casi 200 triatletas, de nivel incierto, esperábamos
ansiosos tras la línea marcada en el suelo. Segundos de mucha tensión hasta que
por fin dan la salida. Esta vez el giro de boyas era a derechas y la primera
boya estaba demasiado cerca como para ir por el exterior, como suelo hacer para
evitar golpes. Así que me coloqué en medio y salí con todo al principio ¡ERROR!
En esos 200 metros hasta la boya recibí más ostias que en toda mi vida. ¡Pero
qué es esto!
Me tiraron las gafas, me agarraron de las piernas, me pasaron por
encima... Decidí pararme porque me estaba agobiando demasiado. Coloqué las
gafas y nadé despacio hasta la primera boya. Iba muy muy atrás en el grupo,
pero en el recto eterno hasta la rampa de Gamazo (600 metros), con ligera
corriente en contra, pude remontar
muchos puestos. No sé exactamente cuántos, pero me exprimí al máximo y toqué
tierra en 11ª posición, justo con Emilio Alonso, del Buelna, y escoltado por
Oscar Delgado (Bender Triatlón). Pese a haber tenido la sensación de hacer la
peor natación de mi vida, no fue tan mala como pensaba, logrando llegar a boxes
con los de siempre.
La transición fue una locura. La inmensa explanada y la
ingente cantidad de bicis me obligaron a concentrarme al máximo para encontrar
rápido mi flaca. Por suerte fui directo a ella y me subí a la par que Emilio y
Cifrian.
¡Empieza el espectáculo! Tres vueltas por Reina
Victoria, Magdalena y Palacio de Festivales, con rampas cortas y duras y ni un
solo metro llano. Al salir mareado del agua por los golpes y por haberme bebido
medio Cantábrico en los primeros metros, me costó casi media vuelta coger el
ritmo, así que al principio fui recuperando detrás de Emilio y otro corredor,
al que se le salió la cadena al inicio de subida a la Magdalena. Nos quedamos
solos Emilio y yo, miramos hacia atrás y vemos que el grupo numeroso de
Fernando Román y Edu viene a un minuto, así que no merece la pena esperar.
Me
pongo a tirar con todo lo que tengo, que es poco. Emilio colabora muy bien y en
la segunda vuelta damos caza a dos rivales que se nos ponen a rueda nada más
pasarlos. Sigo tirando, no me importa desgastarme porque quiero ir a por los de
delante, aunque me siento incómodo con los dos nuevos inquilinos a rueda.
Intento soltarlos pero no soy capaz, así que a ritmo y con ellos pegados. En la
última subida a la Magdalena a Emilio se le sale la cadena y me quedo solo con
los otros dos. El grupo de Román no me pilla y consigo llegar a boxes después
de bregar como un jabato toda la bici. Aún así, demasiado lejos de los
primeros.
Me bajo de la bici y uno de mis
compañeros de viaje me adelanta como un rayo en los primeros metros... ¡Ya
caerás! jeje. Empiezo a correr sin saber el puesto ni las distancias, pero
intuyo que voy lejos del podium, muy muy lejos. De hecho, oigo a Pablo que me grita..."¡A
dos minutos!...¡Del quinto!" Joooooder, que cabronazo. Esos ánimos me
hundieron un poco... Si el quinto estaba a 2 min ¿a cuánto estaban los tres
primeros? Me olvidé del puesto y me dediqué a correr, aunque en ese momento iba
noveno, no me importaba. A ritmo exigente fui pasando corredores. Primero cayó
el que había ido tapadito en bici y luego me pasó como un rayo. Y más adelante,
como un cuentagotas, fueron cayendo los otros.
Como eran tres vueltas, al iniciar la segunda ya empieza uno a
encontrarse doblados y es complicado saber en qué puesto vas. Me dediqué a
correr y pasar gente y gente y gente. Espoleado por mis compañeros de atletismo
y gran parte del público que me conocían, encaré la recta de meta con la
incógnita del puesto... Pregunto al público a 50 metros de meta que cómo voy y
me dicen que cuarto ¡Mierdaaaa! ¡Qué
pena, qué rabia! Un cuarto puesto muy sufrido y luchado, pero es un cuarto
puesto, a las puertas de podium y, aunque no haya dado todo, te deja con la
espinita clavada. Eso sí, mejor parcial a pie corriendo a poco más de 3;15 los
4200 metros finales, no está nada mal.
Esperé a que llegara Luis, que lo hizo en un meritorio 75ª
puesto. Además pudimos coincidir en carrera, ya que le superé justo antes de
entrar en meta.
Y con un nuevo triatlón en la mochila y un montón de buenas
anécdotas y experiencias pongo casi el cierre a una temporada en la que me lo
estoy pasando pipa.
La próxima parada será el Triatlón de Santander, el domingo
día 5 en el Sardinero. Última prueba del Circuito Caja Cantabria de Triatlón, a
la que llego como líder pero, al contrario que el año pasado, con más opciones
de ganar el Circuito que aquella vez. Tampoco le he querido dar mucho bombo
este año, porque tras el accidente de Sergio Correa, me vi inesperadamente de
líder. Sin duda, Sergio habría sido el justo vencedor esta temporada y no me
alegra tanto, si gano, hacerlo de esta forma. Así que espero que esté ya
recuperado y poder jugárnoslo nosotros dos donde tiene que ser, en
carrera. Si no es así, no tengo la duda
de que en el futuro vamos a tener muchas oportunidades para competir juntos en
una lucha más justa.
Saludos y buena semana a todos