Satisfacción.
Si tengo que describir con una sola palabra el resultado del
Duatlón de Santander del pasado fin de semana, esa es, sin duda, con la que me
quedo.
Tras debutar en Morcín el fin de semana anterior, sabía que
el puesto logrado no hacía justicia a mi estado de forma actual. No voy a poner
excusas, simplemente tengo una serie de limitaciones y en Morcín quedaron
patentes. Pero tan solo siete días son suficientes para quitarse el regustillo
amargo que te deja no haber competido al 100%. Aún en fase de carga de la temporada y sin descansar ningún
día después de la Media Maratón de Santander, llegó la hora de medirse con los
de casa, con los de siempre, y testar el estado de forma en el duatlón que me
vio debutar en 2011: El Duatlón de Santander.
Cambio de circuitos pero no de escenario. El entorno de la
S-20, Sardinero y Parque de las Llamas seguía siendo el lugar elegido para su
disputa. Pero como digo, los circuitos cambiaron para mejor, pasando la carrera
a pie al interior del Parque y la transición en el Parking de “La Ballena”. No
puedo decir que no corría en casa; “Las Llamas “es mi hábitat. No sé cuantas
vueltas habré dado a ese parque en los 8 años que llevo en Santander, pero me
conozco cada trozo de asfalto, hierba o baldosa como la palma de mi mano.
En un horario poco habitual (seis de la tarde) fuimos
citados cerca de 200 duatletas para formar en salida. La proximidad de la noche
obligó a la organización a cumplir a rajatabla los horarios previstos para las
categorías menores. Durante el calentamiento pude charlar con Oscar Buján,
quien me advirtió de la participación de un duatleta del Uno
Publicidad-Trabaleguas, David García Azofra, que venía de ganar el
clasificatorio Élite para el Campeonato de España, en Almansa. Un atleta
reconvertido a duatleta que iba a vender cara la victoria. Del resto de
participantes, lo de siempre, los míticos del circuito cántabro. Unos más en
forma que otros, pero todos con la misma ilusión y ganas de competir. Tras
pasar una más que amena cola de boxes junto al bueno de Pablo Martín Sarobe,
rememorando nuestros entrenos cuando yo empezaba en este mundillo, allá por
2011, llegó la hora de ponerse tensos.
Duatlón sprint, con drafting y con un tiempo muy
desapacible. Aunque no hacía frío, la lluvia y el viento no ayudaban a atraer
al público y tampoco animaba mucho a los corredores, que están viendo como esta
temporada en Cantabria ha hecho mal tiempo en los tres duatlones ya disputados.
Foto de http://www.triatlonsantander.com/ |
Se dio el silbatazo de salida y enfilamos la primera rampita
del Parque para completar dos vueltas de 2,5 kilómetros y en el mismo sentido
que entreno yo siempre. El guion previsto se cumplió desde el inicio. David
García puso pies en polvorosa y comenzó a abrir hueco. La rápida salida de
muchos de los participantes no me permitió destacarme hasta pasados unos 800
metros. Di caza a Oscar Buján y me puse a marcar el ritmo. Llegamos al final
del Parque y giro la cabeza para ver si mi marcheta había conseguido despegar
al peligroso grupo de Nieto, Fragueiro, Lastra, Andrés Acebo, Xisco, Víctor
Carrera, Ánder… Confirmado, Oscar y yo habíamos conseguido unos metros de
ventaja y, con 4 kilómetros por delante, no era momento de escatimar en gastos.
Afrontamos la vuelta con el viento en contra a 3:10 el km y el hueco con
nuestros perseguidores seguía en aumento, aunque también se ampliaba la ventaja
del escapado, que demostró en este sector estar dos escalones por encima del
resto.
Al inicio de la segunda vuelta las sensaciones eran
buenísimas, me iba guardando balas para la traca final, que podía darse de
muchas formas, o bien en una llegada masiva, si nos pillaban en bici, o en un
mano a mano con Oscar en el último sector a pie, si conseguíamos aguantar los
20 kilómetros sobre las dos ruedas sin que nos pillasen. Seguimos apretando los
dos el resto del sector y llegamos con casi un minuto de ventaja a la
transición. Me cambio rápido, y cogemos la bici prácticamente a la vez. Estamos
a 30 segundos del líder y la estrategia es clara: tirar a muerte a relevos,
para intentar pillarle.
Foto extraída del vídeo publicado en http://www.triatlonsantander.com/ |
Pero los primeros metros de bici me pusieron en mi
sitio ¡qué dolor de piernas! No tenía tono muscular y las sensaciones eran de
ir sin fuerzas. Pasaba al relevo pero era consciente de que no estaba aportando
gran cosa. En la primera de las vueltas a penas conseguimos recortar 5 segundos
a David, mientras que por detrás se había formado un pelotón enorme conde los
Buelna, comandados por Felipe, llevaban la iniciativa. ¡Va a estar difícil aguantar
los 20 kilómetros!
Y por fin, a mitad de segunda vuelta, mis piernas
reconocieron su nueva faceta y empezaron a imprimir fuerza sobre las bielas.
Quizás demasiado tarde, pues el minuto de ventaja se redujo a la mitad en esa
primera vuelta. Aguantamos la segunda sin ser pillados, pero al final de la
tercera un mono azul del Polanco me sorprendió por un lateral s grito de “¡vamos
los tres!”. Dani Becerra, que había saltado del grupo que nos perseguía, nos
animó a colaborar e intentar ayudarnos para que no nos pillasen. Recuerdo que
durante uno de mis relevos, cuando ya nos había alcanzado Dani, este me pidió
que bajara piñones… jajaja Dani, Dani ,Dani… iba con las fuerzas justas y si
bajo otro piñón me quedo parado jajajaja ;)
Foto extraída del vídeo publicado en http://www.triatlonsantander.com/ |
El gran pelotón nos engulló a falta de dos vueltas. Ahora sí
que estaba clara la estrategia. Tres vueltas tirando me habían dejado tostado y
con aguantar el grupo ya tenía bastante. Rodé en todo momento en mitad de
pelotón, recogido y atento a posibles ataques o caídas. La verdad es que se
vivieron momentos de mucha tensión y peligrosos, especialmente en los giros,
donde el asfalto mojado y el “grijillo” que había en el suelo, hacía que fuera
peligrosísimo entrar en grupo. Rezando para no caerme fueron pasando los metros
y, en el último tramo antes de entrar en boxes, se armó la “marimorena”. Éramos
30 duatletas para entrar por un hueco de 10 metros, y todos queríamos entrar
los primeros, por lo que la lucha por la posición fue bastante peligrosa. Yo,
que aún le tengo mucho respeto a la bici, me abrí por el exterior y, a rueda de
Lastra, conseguí bajarme de la bici en mitad de grupo. Pero la mala suerte fue
quedarme atrapado a la hora de enfilar mi pasillo de boxes, que estaba al otro
lado de por donde yo había entrado, y me tuve que cruzar. Mala transición,
sumado a que la mitad de los que llegamos juntos tenían pedales Thomson y no
necesitaban cambiar zapatillas, dio como resultado que saliese a correr de los
últimos del grupo. Las diferencias no eran muy grandes, pero en tan solo 2,5
kilómetros es muy difícil recuperar posiciones. Levanté la cabeza al salir de
boxes y calculé unos 15 o 20 duatletas por delante, entre ellos David, que
había sido neutralizado por el grupo durante la última vuelta de bici. Tres
plazas de pódium para 30…¿podía estar más emocionante la carrera?
Fotos extraídas del vídeo publicado en http://www.triatlonsantander.com/ |
Paso el primer kilómetros a 3:01 como pollo sin cabeza y,
efectivamente, recupero muchas posiciones. Falta volver, con el viento en
contra, y tras rebasar a Oscar Buján, rival peligrosísimo en este sector, me
lanzo a por Nieto, Víctor Carrera y Fragueiro, que ocupan cuarto, tercero y
segundo puesto respectivamente. Líder ya se había puesto David, aunque no daba
la sensación de ser tan superior como en el primer parcial. Ya con el viento en
contra y volviendo me caliento para adelantar a Nieto y a Víctor ¡qué dolor de
patas! Voy al límite, pero no me importa, hay que luchar por la victoria.
Quedan solo 500 metros y antes de la matadora rampa (en realidad es una rampita
pero en esas condiciones te parece el Angliru) adelanto a Fragueiro, a quien no
consigo despegar. David está a 50 metros, lejos para intentar el asalto al
primer puesto, pues solo faltan 300 a meta. Meto la última marcha que me queda
para soltar al Duatleta del Trisport y cruzo el arco de Liberbank segundo, a
dos segundos tan solo de David.
¡Pufff qué agonía de último sector! Pero a la vez, ¡qué
emocionante! No daba un duro por mí cuando empecé a
correr tras dejar la bici y al final, rasqué un segundo puesto “in-extremis”
que me sabe mejor que nunca. Gran carrera y, sobre todo, grandes sensaciones,
pues la semana previa había sido muy intensa y con demasiada carga, por lo que
haber podido rendir así es un subidón de moral para el Campeonato de España que
tenemos en un par de semanas.
Y con el buen sabor de boca que me deja esta carrera,
seguimos adelante en un camino del que aún queda mucho por recorrer.
Saludos
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