“Pa cuatro días que me quedan en
el convento…”
Correr la Media Maratón de Pola
de Siero a tan solo 2 semanas de los 10 km de Laredo, puede que no sea la mejor
forma de gestionar las fuerzas ni optimizar el rendimiento para dicha fecha.
Pero yo necesito competir, necesito ese incentivo que dan las carreras, donde
el dorsal camufla el cansancio, los dolores y el sufrimiento, y te hace rozar
tus límites. En definitiva, si me lo paso bien compitiendo, si soy feliz de esa
forma ¿Por qué no hacerlo? Y con esas me inscribí a la, posiblemente, Media
Maratón más dura de Asturias (de asfalto). Los 300 metros de desnivel positivo
acumulado a lo largo de los 21 km de recorrido entre la Pola y Sariego lo
confirman.
Después de los 10 km de Oviedo-
Las Caldas me puse malo, y durante tres semanas he arrastrado un catarro que no
acababa de irse. El catarro vino y con él se fueron las buenas sensaciones
entrenando. Durante tres semanas no conseguí acabar ni un solo entreno de los
duros, y precisamente por eso me apunté a Siero, para olvidarme de las penurias
semanales y disfrutar de la carrera.
Sin ninguna expectativa de
resultado o tiempo, más allá que darle caña, nos plantamos en línea de salida
junto a más de 400 atletas. Varias caras conocidas y con opciones de triunfo o
de dar guerra en puestos de cabeza: Moha, Raúl, Javi Mier, Fran, Jorge, Manu,
Maxi… Estas son las típicas carreras en las que la diferencia entre quedar tercero
o décimo lo deciden pequeños detalles. Mucha igualdad a priori (salvo los dos
primeros), lo cual motiva mucho más. De antemano sé que aún no estoy en mi peso
y meterme en una Media en la que son todo cuestas significaba enfrentarme a un
escenario más hostil. Pero lo difícil motiva, así que ¡a por ello!
A las 10:30 se dio la salida.
Acostumbrado a inicios lácticos de carreras de menos de 10 km, la salida de la
Media de Siero me pareció muy muy tranquila. Dimos la primera vuelta por el
pueblo todos juntos, al ritmo de Raúl y Jorge, antes de enfilar la subida que
nos sacaría de la Pola en dirección a Sariego. No fue hasta el km 2 cuando cada
uno fue tomando posición. Raúl, Moha y Jorge se fueron con facilidad. Detrás de
ellos salió Maxi, y yo me quedé descolgado en la primera cuesta, tratando de no
hipotecar la carrera en los primeros kilómetros. Enseguida me pude hacer una
idea del grupo que me tocaba. Javi Mier, Fran, David Belver, Iván Martínez y yo
formábamos el quinteto perseguidor de los cuatro de cabeza.
Foto de "El Fielato" |
Como el recorrido no tenía ni un
solo metro llano, eran todo repechos cortos de subida y bajada, el ritmo era
muy dispar. En las bajadas me iba unos metros por delante del grupo, y en las
subidas me pillaban y me soltaban unos metros, yo siempre con la mente fría,
sabiendo que al llegar arriba les podía volver a pillar. Al paso por el
kilómetro 5 vemos como Jorge, que iba en cabeza, vuelve caminando. Se acaba de
retirar uno de los favoritos, y eso aumenta las opciones de todos de optar al
pódium (hasta el 5º en esta prueba).
Foto de "El Fielato" |
El primero en quedarse del grupo
es Iván, así que ya solo somos 4 los que a priori nos vamos a disputar las 4ª y
5ª plaza. Los kilómetros van pasando con la misma dinámica, me quedo en las
subidas y engancho en las bajadas. Pero en el kilómetro 7 abro un poco más de
hueco bajando y luego ya no me pillan subiendo. Esto me permite comenzar a
distanciarme del grupo, pero sin la sensación de haber acelerado ni de haber
metido una marcha más. Las sensaciones son buenas y preveo una carrera en solitario,
que, con todo lo que queda, puede hacérseme larga. Pero mis temores de quedarme
solo desaparecen cuando en el km 9 Fran llega desde atrás como un tiro y me engancha.
Viene mucho más fuerte pero me da la sensación de que baja el ritmo al
alcanzarme, porque soy capaz de seguirlo, forzando un poco, pero lo sigo.
Llegamos juntos a la Vega de Sariego, punto de giro en el kilómetro 11. Lo peor
está superado, de ahí al final, aunque no deja de haber repechos, la tendencia
es descendente.
Foto de Tano González |
Fran y yo afrontamos el regreso
juntos, pero soy consciente de que él tiene una marcha más que yo no tengo. Y
esa marcha la aprovecha en el kilómetro 13, precisamente en un repecho, y se
empieza a ir. No puedo seguirlo, y me limito a ver como la mancha amarilla del Saporo
se hace cada vez más pequeña.
Me quedo en quinto lugar en
tierra de nadie. No las tengo todas conmigo. Javi y David son muy constantes y
como me despiste me pillan. Al poco de soltarme Fran, noto que muscularmente
empiezo a ir justo. Es el km 14, y decido tomar el gel que llevaba, pero al
intentar abrirlo con la boca se me escurre de las manos y lo pierdo ¡Mierda!
Esta vez sí que preveo que la he cagado. Faltan 7 kilómetros que pueden hacerse
eternos si muscularmente empieza uno a flojear.
Trato de concentrarme en cada zancada
y pensar en todos los entrenos en ayunas que llevo hechos. Noto que mi cuerpo
empieza a cambiar el tipo de “combustible” y reduce el consumo de glucógeno
para tirar más de grasas (tranquilos que aquí hay “diesel” para largo).
Sensación muy entrenada y conocida, que, pese a no ser agradable, no me supone
ningún agobio. Sé que si me mantengo en zona sub-umbral de pulso voy a llegar sin
mermar el rendimiento. Solo tengo que evitar calentarme en los repechos y ser
constante.
Los últimos kilómetros no son fáciles
de gestionar, entre la sensación de ir vacío, el tener que regular y la presión
de los que vienen por detrás. No quiero girar la cabeza hasta falta de 1 km. Cuando
lo hago, ya entrando en La Pola y tras coronar el último repecho, me percato de
que nadie me sigue de cerca, así que los últimos metros por las calles de la
Pola los disfruto mucho para entrar 5º en meta y 3º Sénior, con un tiempo de 1h
14’ 17”, creo que bastante decente para los 300 metros positivos que tenía la
prueba.
Moha y Raúl comparten victoria
con algo más de 1h 12’ 30”, tercero es Maxi y cuarto Fran. Yo me voy contento
con las sensaciones, el puesto y el ambiente tan genial que hay en estas
carreras.
¿Habré hipotecado la preparación
de los 10 km de Laredo? Es posible, pero…
¡QUE ME QUITEN LO BAILAO!
Buenos entrenos a todos y,
recordad, lo más importante del deporte es DISFRUTARLO
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