Muy buenas a todos. Como ya viene siendo habitual, el mes de
Agosto cierro el chiringuito y procuro desconectar del mundo de la competición
que tan absorbido me tiene el resto del año.
Después de salvar la papeleta en las veloces millas
veraniegas de Santander, Polanco y Selaya, y de recuperar fuerzas durante unas
merecidas vacaciones por las Islas Canarias, llegó el turno de ponerse de nuevo
el mono de trabajo y activar el chip de los triatlones.
La segunda mitad de Agosto la dediqué a ir recuperando
sensaciones en cada uno de los tres deportes. Si bien a pie no me resultó
difícil coger un buen nivel rápidamente, en bici y nadando me estaba costando
horrores sacar adelante los entrenos. Pero llegó Septiembre, y con él, el que
es, quizás, el mes que mejor me encuentro del año. Las buenas sensaciones
volvieron a mí durante la primera semana. Tanto, que decidí adelantar la vuelta
a la competición y me apunté al Triatlón Sprint de Santa Olaya, donde el nivel
siempre es muy alto y que me iba a servir para medirme y coger ritmo de carrera
de cara al objetivo del mes: el campeonato regional de triatlón en Comillas.
Pero la mala suerte quiso aliarse conmigo y, un entreno de
natación en el Sardinero con Juan Martín Sarobe la mañana del jueves previo a
la carrera, tras haberse producido un vertido esa misma noche por el emisario
del Chiqui, me hizo pillar tal gastroenteritis que me pasé el fin de semana del
triatlón entre la cama y el baño, con mucha fiebre y sin poder comer. La semana
siguiente fue horrible. Si bien los dolores intestinales y la fiebre se me habían
pasado rápido, durante cuatro días a penas pude ingerir alimento alguno.
Consecuencia: tres kilos menos y menos fuerza que un flan de Royal...
Un paraíso al lado de casa |
El viernes 11, a 8 días de Comillas, estuve a punto de
escribir un correo a la Federación para que me desapuntaran de la carrera. Pero
gracias a los ánimos de Vanesa y mis compañeros de equipo, decidí aplazar unos
días la decisión de correr o no, y darle la oportunidad al cuerpo de ir
sintiéndose mejor. Esa fue la mejor decisión que pude haber tomado, porque,
aunque quedaban pocos días para la cita, la semana previa fue un constante
mejorar. En cada sesión tenía más fuerza y, además, contaba con la ventaja de
haber bajado unos kilos... no hay mal que por bien no venga.
Llegó la mañana del Sábado. El triatlón de Comillas es una
prueba sin drafting, con 1500 metros de natación, 39 km de bici durísimos y 9
km de carrera a pie aún más duros. De las que me gustan, y donde el pasado año
había sido campeón regional, completando una de mis mejores carreras hasta el
momento.
Aunque en 2015 llegaba en pleno proceso de recuperación de
la gastroenteritis, no quería quitarme de la cabeza el objetivo de revalidar
título. Las bajas de última hora de Sergio Correa, Gorka Bizkarra y Roberto
Cuesta allanaban, en cierto modo, el terreno, pero no del todo, porque siempre
acaba apareciendo alguien que da la sorpresa o alguien que haya preparado a
conciencia la prueba. De entre los cántabros, el regreso de Felipe a
competición siempre hay que tenerlo en cuenta. Para mí, viendo sus antecedentes
y cómo estaba entrenando, era el máximo rival. También contaba con Sergio
Bolado, Sergio Sobrino, Esteban Cerro, Pablo Zubiaurre, a quien había visto
competir muy bien el fin de semana anterior, y, cómo no, Fernando Cabellos. El
regreso del ex-internacional español al mundo del triatlón le daba a la prueba
un caché importante. Ocho años parado para este súper clase que volvía a los
ruedos y lo hacía defendiendo los mismos colores que yo, los del Bender
Triatlón. El resto de integrantes del equipo, aparte de Cabellos y yo, eran
Jose Benaite, Pedro Cantero, Miguel Marsella, Iván Polo y Pablo Gutiérrez. En
ellos estaba la posibilidad de subirnos al pódium o no, objetivo que nos
marcamos a principio de año. Desde la barrera, Gonzalo y Pablo prometían
dejarse la garganta animando. Nadie contaba con nosotros esta temporada y,
hasta la fecha, no nos han bajado del pódium por equipos en ningún triatlón.
No estoy nervioso... solo concentrado |
A las 9 de la mañana y con un día de sol radiante, pero de
temperatura otoñal, llegamos a Comillas. Tras el ritual de boxes y de haberme
asegurado de que todo estaba en orden, me puse el neopreno y bajé con tiempo a
la orilla para calentar un poco en el agua. El mar estaba casi como un plato (me
gusta) y un poco fría. Miramos las boyas y vemos que, al igual que otros años,
la natación va a ser a una sola vuelta. Poco a poco vamos desplazándonos por la
orilla para enfilar de frente la primera de las boyas. Tan de frente nos
pusimos que las dos primeras amarillas las teníamos en línea recta y bastaba
con apuntar a la del fondo.
Pasando la "famosa" boya amarilla |
Fede explica los circuitos y nos indica que hay que dejar
tres boyas amarillas a hombro izquierdo. Y sin más dilación se da la salida un
poco a la cántabra. Me coloco bien, a pies de Rumayor, Emilio, Bolado y Zubi,
por la izquierda. Vamos nadando hacia la primera boya que dejamos a nuestra
izquierda sin problemas y enfocamos la segunda que está bastante lejos. No me
llevo ningún golpe y consigo nadar cómodo, deslizando y sin agobiarme, a pies
del grupo. Incluso me atrevo a distinguir a varios de mis compañeros. Voy con
Zubi, Bolado, Felipe, Peláez, Emilio... vamos, con los de siempre, lo cual es
buena señal. Llegamos al giro y enfilamos el paralelo a la playa en busca de la
tercera boya amarilla. En este largo se desatan las hostilidades. Varios de los
del grupo se están desviando a la derecha, mar adentro. Se paran, corrigen la
trayectoria, pero vuelven a desviarse. Es entonces cuando decido tomar el
camino por mi cuenta. Me paro, veo que estamos haciendo más "eses"
que una culebra y me separo del grupo para irme yo solo lo más recto posible
hacia la boya amarilla. Creo que la decisión de irme solo fue buena, pues pasé
de ir en cola de grupo a estar casi en cabeza cuando nos volvimos a reagrupar
en la boya. La pasamos correctamente TODOS, dejándola a hombro izquierdo, y
afrontamos los últimos 400 metros hasta la arena, con algún que otro tirón,
pero con la misma comodidad con la que había nadado todo el sector ¡BIEN!
Los de siempre juntitos en el agua |
Momento clave: Control de alcoholemia jeje |
Y cuando la mayor incógnita que siempre tengo en los
triatlones estaba a punto resolverse (la incógnita es saber en qué puesto vas
cuando sales del agua), toco tierra y me encuentro un panorama curioso... Veo a
varios jueces con los brazos abiertos parando a los triatletas que salíamos del
agua. Lo primero que se me viene a la mente es: "han parado la carrera y
hay que repetir natación". Me detengo y pregunto a un juez "¿qué
pasó?". Este me responde que siga,
y así hice. Todos los triatletas de mi grupo hacen lo mismo que yo y corremos
desconcertados por la arena. Entro en boxes y oigo al speaker decir que voy
¡TERCERO! ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible?
Me olvido de todo y corro hacia mi bici, me cambio y salgo
justo detrás de Ruma y Emilio. Siento que Sergio Bolado se sube a la bici
detrás de mí.
Sin saber qué narices había pasado |
En la subida de la playa adelanto a Ruma y a Emilio y me
pongo segundo. No me lo puedo creer. Kilómetro uno y voy segundo... Nunca me
había pasado. Por delante, a dos minutos rodaba mi compañero Fernando Cabellos.
Dos Bender liderando la carrera (Pablo apunta esta que no sé cuantas veces va a
volver a ocurrir jeje). Sin embargo, por detrás, venía un trenecito con todos
los favoritos al triunfo. Cuando estoy a punto de llegar al giro me cruzo con
Cabellos. Me saca mucho, demasiado, pienso. Nada más tomar el cono de 180
grados Sergio Bolado me adelanta y se pone a tirar en la vuelta a Comillas. Mis
piernas aún no van bien pero no me cuesta cogerle la referencia. Pasamos por
Comillas. Voy detrás de Sergio y controlando la distancia, hasta que nos
adelanta Zubi. Soy consciente de que no puedo dejar escapar a los
"cántabros" que quieran irse hacia delante en bici. Entre medias
Monagas llega como un avión y nos pasa a todos sin dificultad, comenzando a
escribir su crónica de una victoria anunciada ¡Qué superioridad en bici!
Era pa disimular... en realidad iba muy jodido |
Al ver que Sergio Bolado cede metros con Zubi, le adelanto y
sigo al del triatlón Santander. Llegando ya casi al alto del Tejo oigo el
zumbido de la locomotora del Buelna Felipe Santamaría. Sorprendentemente salí
con él del agua e iba a poder cogerle la referencia en bici. La misma maniobra
que hice pasando a Sergio, la repetí con Zubi, para que Felipe no se nos fuera
demasiado. Con sufrimiento y con un par de... narices, aguantaba los envites
del riojano del Buelna, siempre respetando ampliamente la distancia
reglamentaria. Sin duda hubo un detalle que creo que marcó mi carrera, y fue
ver a Felipe adelantándome en bici mucho más despacio de lo que suele. Lo
interpreté como que no iba fino, e intenté jugármela y forzar para seguirle.
Arreando a la burra ¡Dale "p´arriba"! |
Fueron pasando los kilómetros y sorprendentemente me iba
encontrando cada vez mejor. No me costaba ir al mismo ritmo que mi predecesor e
incluso tenía la sensación de poder tirar mucho más, pero conociendo a Felipe
creí que sería buena referencia y que bastaría para poder bajarme a correr con
opciones de repetir victoria en el Campeonato Regional.
En la subida previa al alto de Santillana cedo unos
metros... uiuiuiuiuiui.... esto no va bien. Pierdo fuelle y veo alejarse a
Felipe, pero en la parte más dura de la subida vuelvo a recuperarle la
distancia perdida y llego al giro con él. Sólo queda volver pero la referencia
de Cabellos no es muy esperanzadora... nos mete más de dos minutos y, no solo
no le hemos recortado sino que ha ampliado su ventaja ¡Qué bestia parda!
Todavía hay que bajar más el manillar... para 2016 |
Empezamos a bajar, yo entre Felipe y Zubi. En el regreso a
Comillas me voy dando cuenta de que Felipe no tiene punch. Empiezo a plantearme
tirar hacia delante porque si no va a haber que correr mucho para pillar a
Cabellos. Y es, tras coronar el alto del Tejo y recibir los ánimos de Vanesa,
Gonzalo, Pablo Junior y María, cuando decido pasar delante y tirar los 4 kilómetros restantes
hasta Comillas. Tanto a Felipe como a Zubi no les cuesta mantenerme la
referencia y llegamos los tres a boxes muy juntos.
Fotón Fotón y Fotón! :) |
Me bajo el primero de la bici, corro hasta mi sitio, me
calzo, aseguro que la zapatilla no tiene ninguna doblez que se pueda traducir
en herida con el paso de los kilómetros y me lanzo en persecución de Cabellos
cual pollo sin cabeza. En los primero metros Zubi hace ademán de seguirme, pero
en la primera cuesta me quedo solo. Por delante casi tres minutos de
desventaja, un mundo, pero conociendo los problemas que Fernando está teniendo
con las lesiones, aún confío en echarle el guante. Cuando nos cruzamos por
primera vez veo que va más cerca de lo que me esperaba. En el kilómetro 3 me
dicen que le he recortado minuto y medio. Subimos la "cuestona" que
nos lleva al empedrado del centro de la villa, y en la posterior bajada atisbo
la figura de Cabellos, rojo Bender, como yo.
Empezar un 10.000 como si fuera una milla no tiene precio... ¿dónde voy? |
Aprieto más aún y antes del
kilómetro 5 le alcanzo. Le digo que se pegue a mí, quiero echarle un cable para
atar el primer y segundo puesto del regional para el equipo, pero veo que no va
bien y me dice que tire, que prefiere ir a su aire. Me despido y sigo
corriendo. Cuatro kilómetros por delante con el único aliciente de recortarle
algo de tiempo a los dos minutos de ventaja que me lleva Monagas. Pero en la
última bajada las piernas me dan un aviso y un pequeño amago de calambres me
hace recurrir al freno de mano y regular. Regular para, al menos, poder acabar
la carrera corriendo.
Un poco de técnica de carrera de por medio |
Ahora sí, regulando y disfrutando |
Aprovecho también para disfrutar del ambiente, fijarme en
la gente que me está animando, saludando y sacando fotos. Procuro devolver el
saludo a todos, choco palmas, me divierto y afronto con tranquilidad la rampa
que me lleva directo al arco de meta donde consigo ser, por segundo año consecutivo,
Campeón Regional de Triatlón y segundo de la prueba tras un intratable Emilio
Monagas ¡Enhorabuena!
La recompensa a un año de lucha, entrega y esfuerzo. FELIZ |
Tercero llega Zubi, demostrando lo fino que anda en este
final de temporada y cuarto la bestia parda, Fernando Cabellos, haciendo
tercero en el Campeonato Regional ocho años después de su retirada de los
circuitos ¡Increíble!
A Emilio no sé quién le habrá enseñado a andar en bici... ¡qué crack! |
Espero a que todos los integrantes del Bender vayan
entrando. Pablo es el siguiente y lo hace un cuarto de hora después de mí, no
está mal. Esperamos a Marsella, que está dejándose el alma por el asfalto y
aguanta como un titán los dolores. Sabe que de él depende el pódium y ¡lo
consigue! Entra en meta muerto pero nos da al Bender Triatlón la medalla de
bronce por equipos y el gusto de volver a subir al pódium.
Pablo no se quitó la medalla todavía. Se ducha con ella jaja |
Pódium de la carrera y del regional |
Y cuando todos nos las prometíamos felices llega el momento
amargo del día. Los jueces nos comunican que hay descalificaciones entre los
primeros clasificados. Preguntamos el motivo y lo que nos dicen es que... ¡¿Nos
hemos saltado la última boya amarilla?!... ¿Estamos de broma? No dan nombres,
pero aseguran que el grupo en el que yo iba en la natación se había saltado la última boya. No quepo en mí de indignación y más cuando hay jueces en el agua
que admiten habernos visto pasar correctamente esa boya... No sé el motivo por
el que se nos acusa, pero ya puede ser justificado, porque me duele y me parece
serio y triste que se acuse a 10 tíos que han actuado legalmente de algo que no
ha ocurrido. ¿Por qué se inventan que nos hemos saltado la boya amarilla? Al
final se toma la decisión de quitar todas las tarjetas de la natación, sin
saber quien la tenía y quien no.
The family. ¡Gracias chavales! |
En fin, pequeña mancha en una carrera perfecta, donde me lo
pasé pipa, donde volví a sentirme competitivo y donde me he dado cuenta de que
aún no tengo la confianza en mí mismo y la ambición que me puede llevar a
luchar por algo más que un segundo puesto. Espero aprender de ello y la próxima
vez, no tengáis dudas de que arriesgaré.
Muchísimas gracias a todos los fotógrafos presentes en Comillas, con vosotros la carrera tiene imágenes para siempre.
Ruth Cruz
Alfredo Poomusaieva
Berta fotografías
Pablo Gutierrez
Saludos y gas!