Me encanta entrenar, pero donde verdaderamente disfruto es
en las carreras, y llamadme duatleta, triatleta, atleta o lo que queráis, que
yo seguiré participando en todas las que pueda durante todo el año. Hace un par de semanas vi anunciada la carrera de Oviedo a
Las Caldas, organizada por Alberto Suárez Laso, y que transcurre por el Parque
de Invierno y la Senda Verde, zona habitual de entrenamiento cuando estoy en
Oviedo ¿alguna excusa más para inscribirme? Pues con la motivación de volver a
correr en mi ciudad enlacé un par de semanas de muy buenos entrenos a pie,
además del rodillo y la natación, llegando al Domingo de la carrera con mucha
confianza para hacerlo bien.
La ventaja de correr delante de casa es que puedo apurar
hasta el último instante tumbadito y ralajado en mi cama. A las 9:30 fui a por
el dorsal y allí Alberto Suárez Laso me comentó que estaba como uno de los
favoritos a la victoria, pero que había venido un chico de León que corría
bastante... ¿es que siempre tiene que venir alguien de fuera? Bueno, mejor, si
puedo medirme con gente de nivel bienvenido sea. En la lista de inscritos
figuraban otros asturianos como Canellada, Adrián Silva o Emilio Prada, este
último me había ganado en los 5 km de Nochebuena de Gijón, así que era un buen
referente para la carrera del Domingo.
Tras calentar bien por la recta del Parque de Invierno, nos
llamaron a línea de salida con extrema puntualidad. Afortunadamente no tuve
problema para colocarme en primera fila. Se agradece que la gente nos deje
ponernos delante a los que nos vamos a jugar la carrera. Hace pocos años era yo
el que me echaba para atrás para dejar paso a los "gallos".
No eran a penas las 11:30 cuando se dio el pistoletazo de
salida a una carrera de 10200 metros, previsiblemente rapidísima, y que, salvo
los primeros 2 kilómetros de cuestas por el circuito del Parque de Invierno, el
resto transcurriría por la Senda Verde, siempre con una pendiente favorable de
entre 0,5 y el 1%. El chico de León, Alberto González, favorito a la victoria,
no tardó en dejarse ver, y antes del kilómetro 2 nos ponía a todos en fila con
un ritmo endiablado ante el que ningún atleta pudo o quiso responder. Salió del
Parque de Invierno con 30 metros de ventaja respecto a mi grupo, donde
viajábamos unas 10 unidades.
Yo, a la estela de Emilio Prada y a sabiendas de que era una
buena rueda a seguir, me mantuve en este segundo grupo donde cada vez éramos
menos. Al paso por la Manjoya tan sólo me acompañaban Emilio, Canellada y
Adrián, y por delante, Alberto seguía abriendo hueco y ya eran más de 150
metros lo que nos sacaba.
Las sensaciones eran buenas al paso por el kilómetro 5,
quizás demasiado buenas. No tenía la sensación de ir sufriendo, pero aún me
falta algo de confianza para saber hacer mi carrera. Seguimos cubriendo metros
por la mítica Senda hasta llegar al primer túnel, en el kilómetro 6,5; y es ahí
donde decido romper la armonía del cuarteto en el que iba y escaparme en
solitario en persecución de Alberto, que entonces tenía un margen de más de 30
segundos. El cambio de ritmo es fuerte, sobre todo al principio, para
despegarme rápido de mis acompañantes, pero las sensaciones acompañan y el
ritmo no decae, rodando por debajo de los 3 minutos el kilómetro (recuerdo que
el terreno era favorable).
Antes de abandonar la Senda veo que le he recortado unos
metros a Alberto y que empieza a mirar hacia atrás. Mi acelerón hizo también
que el grupo en el que iba se disgregara, quedándose descolgado, para mi
sorpresa, Emilio Prada. Mi perseguidor era, por tanto, el atleta del
Universidad de Oviedo, Adrián, pero cada vez un poco más lejos.
Bajamos junto el campo de golf. Voy desbocado y solo falta
un kilómetro. Entramos en Las Caldas y veo a todo el público esperándonos, giro
a la derecha, tan solo 200 metros a meta, por delante Alberto se va a hacer con
la victoria, y por detrás, Adrián viene lo suficientemente lejos como para permitirme
subir la última cuesta relajado y ser segundo con un tiempo de 32:09, aunque,
como he repetido, el terreno casi siempre era favorable.
En meta, tras aclarar que mis orígenes son asturianos, y no
cántabros, como casi siempre me dicen, me reencontré con Vanesa, con mis padres
y con mi tío Luis Alberto. No sé qué pasa cuando vuelvo a casa, pero las carreras que
corro en Oviedo siempre tienen algo de especial y a esta le puse la guinda con
un pódium muy currado. La victoria era imposible, cuando hay alguien que anda
más no hay misterio, gana, y en este caso, Alberto era superior al resto.
Pero lo mejor estaba aún por venir, y es que la ya de por sí
buena organización, se ganó el título de "excelente" con los premios
que nos dieron. De las Caldas acabé marchando con un par de trofeos (2º
absoluto y 2º Sénior), una cena para dos personas, un descuento de 40 euros en
la tienda de deportes Chorco, dos pases para la Villa Termal de Las Caldas y
dos cajas de Moscovitas ¡CHAPEAU! Sin duda un 10 a la organización por sacar
adelante todos esos premios, además de los avituallamientos para todos los
participantes y la camiseta, se agradece que se hagan carreras de este tipo.
Así que, si no pasa nada, el próximo año repito.
Y ahora una semanita de puesta a punto para el Campeonato
Regional de Clubs de Cantabria, en Punta Parayas, donde corrí el segundo cross
de mi vida, allá por 2010, y del que no guardo muy buen recuerdo. Espero
resarcirme y ayudar a mi equipo a subir al podium. Sin
duda sería una gran alegría para todos.
Hasta entonces, a trabajar y a entrenar!