Hoy se dio el pistoletazo de salida a la Temporada 2017 de
Duatlón en Cantabria. Una temporada más que arranco con la misma ilusión que
siempre, igual que en aquel remoto 2011 cuando me inicié en la fiesta del
deporte de las transiciones, concretamente, en el Duatlón de Santander. Han
pasado seis maravillosos años desde entonces, en los que he corrido carreras "a
patadas", he hecho pódiums, puestos delanteros, puestos traseros, pero,
sobre todo, he intentado dar el máximo e irme satisfecho de cada batalla. Pues,
aunque no os lo creáis, hoy he ganado por primera vez un duatlón del Circuito
Cántabro de la especialidad.
Astillero fue es escenario de la primera etapa de un 2017
que empieza de la mejor manera posible: nuevos objetivos en el horizonte, nueva
gente a mi lado, otros, los de siempre, que siguen conmigo, pero en todo
momento intentando rodearme de aquiellos que suman, que aportan y me hacen
crecer. De inicio quiero mencionar a cuatro pilares básicos en mi vida
deportiva y que hacen del día a día, un camino entretenido y feliz. Los
primeros, mis padres, el colchón que siempre voy a encontrar cuando me caiga,
mi mayor apoyo. En segundo lugar, mi equipo, Bender Triatlón, o como suelo
decir, mi familia adoptiva. Cada día estoy más contento de formar parte de este
grupo de amigos que, cada uno a su nivel, compartimos una afición. Y en tercer
lugar, mis preparadores: Juan Carlos Llamas, por la parte de nutrición, y
Ricardo Lanza, por la parte del entrenamiento, aunque su labor va más allá de
la mera planificación semanal y se está convirtiendo en mi mentor, en mi guía y
en el mejor ejemplo a seguir.
Bueno, rodeado de esta gente maravillosa... ¿qué puede salir
mal? Pues si ya me siento lleno teniéndoles a todos ellos a diario, imaginaros
cuando vemos plasmado el trabajo y esfuerzo en las carreras. Y eso fue lo que
sucedió hoy en el Duatlón de Astillero.
El mes de Enero empezó mal. No puedo esconder que me llevé
una desilusión al no conseguir entrar en el Top 5 de la San Silvestre de
Oviedo. El 1 de Enero me desperté con una sensación de vacío enorme, que se
agravó con la llegada de una gripe y una bronquitis. Consecuencia: dos semanas
en el dique seco, con antibióticos y en casa, subiéndome por las paredes y pagando
mi ansiedad con las reservas de turrón de las Navidades. Pero la vuelta a
Santander y la visita a Juan Carlos Llamas a mitad de mes, me ayudó a poner fin
a un inicio de año lamentable, y empezar a buscar pequeños objetivos que me
motivasen.
Y así comenzamos a enlazar días de entrenamiento, sin encontrar
buenas sensaciones aún, pero con ganas de mejorar y volver a disfrutar haciendo
deporte. Ahí, Ricardo Lanza jugó el papel de psicólogo que no le tocaba y
despertó en mí, de nuevo, la vena competitiva.
Cuatro semanas de productivos entrenos hasta toparnos con la
primera competición del año: El duatlón de Astillero. Por eso, cuando hoy la
gente me daba como favorito antes de empezar, yo sonreía tímidamente pensando
para mis adentros: "estar en la salida ya es un triunfo,
¡disfrútalo!" Así hice.
En una mañana fresca con viento de Nordeste, nos dispusimos
a afrontar los 6,5 km de carrera a pie, 32 km de bici y 3,25 km de carrera a
pie, más de 100 duatletas, para dar comienzo a la temporada 2017. En parrilla
de salida muchas caras conocidas y bastantes competidores con opciones a la
victoria: Manu Vega, Mendiguchía (ambos del Buelna), Pablo Herrero y Fragueiro
(Trisport), Mikel Otaegi, Toñín Suárez y Ánder Sáez (Santander) y seguro que
algún que otro "outsider" que en este primer test en el que llegamos
todos con dudas, puede dar la sorpresa.
Foto: Pablo Gutiérrez |
Con algo de retraso se da la salida y enseguida Toñín coge
la delantera. Entramos en el estrecho carril bici y me veo embotellado los
primeros 400 metros. Pero un gesto de Manu Vega al poco de empezar, buscándome
con la mirada, y tocándome la espalda para dejarme pasar y avanzar posiciones,
me hizo ver que mi papel en el duatlón no sería el de quedarme a verlas venir.
Y sin querer, a los 600 metros de empezar, lideraba la manada, camino de las
dos vueltas que teníamos que dar por el polígono de Guarnizo. Verte primero,
cuando ni siquiera tienes la confianza de saber si vas a poder terminar la
carrera, puede parecer una temeridad, pero me hizo venirme arriba.
Desaparecieron los pensamientos negativos y ya solo quería correr y correr lo
más deprisa posible.
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Tanto ímpetu desatado en mi cabeza en ese primer kilómetro,
que cuando me quise dar cuenta rodaba en solitario, sin nadie que me siguiera.
Entonces sí, comenzó a carburar la parte racional del cerebro y empecé a pensar
en estrategias. Bici llana, con drafting = si vas solo es un suicidio. Así que
era una tontería gastar balas en el primer segmento a pie, si después en bici
me iban a coger.
Puse una marcha menos y empecé a controlar el desarrollo de
la carrera por detrás. Íbamos a 3:20'/km, más o menos, y al paso por la primera
vuelta ya se había hecho un corte, con Manu Vega y Mendiguchía siguiéndome.
Bajé un poco el ritmo para que me alcanzasen y poder tirar de ellos. Me
interesaba abrir hueco, que nos fuéramos los tres y luego entendernos en bici.
Al ser ambos del Buelna, estaba claro que iban a colaborar, así que perfecto.
Fuimos cubriendo los metros que quedaban hasta boxes y
llegamos los tres juntos, escapados, con una diferencia de casi un minuto
respecto al grupo del Triatlón Santander.
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Ahora sí, empezaba lo serio. Una cacería de 6 vueltas
ETERNAS, en las que teníamos que intentar mantener la diferencia. Como si de un
equipo de natación sincronizada se tratara, sin necesidad de mediar palabra
entre nosotros, Mendi, Manu y yo comenzamos a dar relevos. Compartir un mismo
objetivo y ver que tus compañeros de fuga quieren darlo todo, al igual que tú,
ayuda a seguir motivado. No teníamos referencia con el segundo grupo de bici,
pero nos daba igual, tiramos una, dos, tres vueltas sin descanso, hasta que por
fin nos dicen que son 40 segundos la ventaja que llevamos. ¡Fantástico!
(pienso). Hemos hecho ya la mitad del sector de bici y apenas nos han
recortado. Nos animamos entre nosotros y nos convencemos de que la fuga va a
llegar a buen puerto. Eso nos hace dar un plus a los tres. Seguimos cubriendo
vueltas a relevos y las diferencias se mantienen. El pódium parece decidido,
solo falta pintar los colores del cajón.
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Llegamos a boxes Manu, Mendi y yo en amor y compañía, y tras
un cambio de zapatillas accidentado, en el que se me cae la bici y consigo
ponerla bien de nuevo, salimos a afrontar los 3,25 km finales como pollos sin
cabeza. La victoria está en juego y a mí me encanta correr con esa sensación de
cuádriceps saturados post-bici. Me siento cómodo en los últimos sectores, así
que desde el primer metro no me lo pienso y me escapo. Solo giro la cabeza a
los 100 metros de salir de boxes para verificar que mis dos compañeros de fuga
no me siguen. De ahí al final, más de 3 km de lucha conmigo mismo, a ritmo de
3:10'/km, sufriendo, pero a la vez disfrutando. Empiezo a creérmelo cuando
falta solo un kilómetro y me veo solo. Esto no lo había vivido nunca en ningún
duatlón. Afronto la recta de meta con una sonrisa en la cara y gano el Duatlón
de Astillero, olvidándome de todas las penurias pasadas y simplemente,
disfrutando del momento.
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Foto: Marta H. P. (M&m) |
Espero a que lleguen Manu y Mendi, pero, ante mi sorpresa,
es un chico de fuera, Tejada, que venía en el segundo grupo de bici, quien se hace
con el segundo puesto. Tercero entra Manu y cuarto Mendi. Carrerón de ambos y,
aunque me hubiese gustado estar en el pódium con los dos, seguro que están
contentos con lo que han hecho.
Y yo... ¡qué os voy a decir! Solo una reflexión. Cuando hagáis
un pódium, ganéis una carrera o simplemente, acabéis con la sensación de
haberlo dado todo, por favor DIS-FRU-TAD-LO. Porque a veces no sabemos valorar
lo que se consigue, a veces somos duros con nosotros mismos y nos subestimamos.
Tengo claro que cada día está más caro ganar una carrera, así que cada alegría
que venga la saborearé como si fuera la última.
¡Que pase el siguiente!
Muchas gracias a Marta (M&m) por las fotos.