La propuesta de Pablo Gutiérrez de adelantar el debut de la
temporada de triatlón un par de semanas respecto a la fecha prevista tuvo un SÍ
por respuesta. Las buenas sensaciones y la notable mejoría que noté nadando
desde que entreno con el equipo Máster de Marisma me animaron a probar suerte
en el Triatlón de Górliz. Una carrera dura dura por su segmento ciclista de 28
kilómetros subiendo y bajando puertecillos.
El domingo, día de la carrera, amaneció lloviendo. Primer
jarro de agua fría... No me mola la lluvia y este año no sé qué pasa pero ha
llovido en la mitad de las carreras que he corrido. A las 6:30 am aparco el
coche en casa de Pablo y cargamos la "triatloneta" con nuestras bicis
y demás bártulos.
Pese al tiempo, el ánimo estaba por las nubes. Pero la historia
no había hecho más que empezar... Cuando aún no habíamos salido de Cantabria e
íbamos felices en la "triatloneta" a 80 o 90 km/h, empezó a sonar un
extraño ruido. Miré a Pablo y su cara lo dijo todo...uiuiuiuiui que esto tiene
mala pinta. La furgo empezó a perder gas mientras pasábamos sobre el último
viaducto antes de cruzar la frontera. Empezamos a subir y en un intento de
reducir marchas el motor de la "triatloneta" empieza a echar aceite y
se para, con tan buena suerte que nos deja tirados justo en un hueco que hay en
el arcén de la autovía. ¡No me lo puedo creer! Eran las 7:30h de la mañana y ya
teníamos la aventura preparada. Llamamos a la grúa y a Pablo Antón, compañero
del Bénder que nos vino a recoger desde Bilbao y gracias al cual pudimos llegar
a Górliz.
Con el susto en el cuerpo aparcamos en la finca de unos
conocidos de Pablo, justo enfrente de la playa donde sería la natación. Hace
falta poco tiempo para darse cuenta de la repercusión mediática que tienen los
triatlones del País Vasco. ¡Más de 400 inscritos! El ambiente era increíble,
aunque con las prisas, por haber llegado justos, no pude disfrutarlo del todo.
Entré en boxes apresuradamente, a 5 minutos de que nos
cerraran el acceso. Coloqué todo casi sin pensar, hice una última visita al
baño y, mientras, oigo que nos están llamando ya a salida ¡que no llegoooo! Me
pongo el neopreno y cuando bajo a la playa ya están colocándose bajo el arco de
salida. Las chicas están nadando y sin calentar ni nada me tengo que abrir
hueco para coger buen sitio, porque más de 400 tíos en el agua puede ser muy
agobiante.
Se da la salida y, por suerte, los primero 200 metros
corriendo hasta el agua sobre la arena, permiten que el pelotón se estire y no
haya apretones al entrar al mar. Mientras corro despendolado por la playa
pienso: "como me tire al agua de repente, con lo acelerado que voy, me
ahogo". Y casi se cumple... Me zambullí en el mar y los pulmones se me cerraron
por el frío. No podía respirar así que decido incorporarme. Me paro y pienso: "poco
a poco Pelayín". Entro caminando en el agua, dejo que el cuerpo se adapte
al frío y empiezo a dar brazadas hacia la primera boya. Nado tranquillo al
principio, evitando golpes, aunque voy en medio de un pelotón. A medida que
pasan los metros el frío se hace más soportable y voy cogiendo ritmo. Me
pregunto dónde estará Pablo e intento mirar alrededor por si por casualidad
está por ahí cerca, pero no lo veo, así que sigo nadando y llego a la primera
boya bastante a gusto. Entre la primera y la segunda sigo cogiendo ritmo y
pasando a mucha gente. Aunque en ese largo la corriente tira en contra, me noto
deslizar y me da confianza para seguir apretando hasta la orilla, saliendo el
25 del agua con muy buenas sensaciones y bastante cerca de la
"pomada", ya que escasos segundos por delante habían salido Dani
Bayón, Guillermo Ruíz o Pello Osoro, algunos de los favoritos al triunfo.
Corro por la arena a buen ritmo mientras saco las mangas
neopreno y llego a la T1 con la incógnita de si con las prisas lo había dejado
todo bien preparado. Me quito el resto del neopreno, cojo la bici y me lanzo a
por el "sector incógnita". En total 28 kilómetros de bici que no me
conocía. Solo sabía que eran duros, pero no me imaginaba que tanto. Nada más
salir "rampón pal cuerpo". Subida de unos 2 kilómetros con desniveles
de más del 10% que me permiten ir pasando gente "a trisca". Subo
suelto y me encuentro genial y con mucha fuerza, pero al coronar el primer alto
me doy cuenta de que las fuerzas y las buenas sensaciones no me van a servir
para nada. Estaba lloviendo y la bajada era bastante peligrosa y con la
carretera muy muy mojada, así que tirando de sentido común decido no arriesgar
lo más mínimo y bajo completamente parado. Todos a los que había adelantado
previamente me devuelven la jugada en la bajada, pero me da igual, no quiero
arriesgar a caerme y joder la temporada, o cosas más importantes. Justo antes
de llegar abajo y empezar a subir de nuevo, me alcanza el grupo del que iba
tirando Gorka Bizkarra. Se me van 10 segundos pero pronto la carretera se
empina y respiro aliviado. Les recupero los 10 segundos y los adelanto yendo a
mi ritmo. Pienso que Gorka intentará seguirme pero no lo hace así que yo sigo a
lo mío y p´arriba. Antes de coronar alcanzo al grupo de Guillermo Ruíz, le
saludo y tan pronto como le digo hola le vuelvo a decir adiós. De nuevo una
bajada peligrosa y se me va ese grupo. El de Gorka me adelanta de nuevo, pero
esta vez hay mucha bajada y me sacan ya una distancia de unos 40 segundos que
en la siguiente subida no logro recuperar.
Nuevo calentón y engancho a Min. Voy haciendo la goma el
resto del sector, quedándome en las bajadas y pillando al grupo en las subidas,
y así hasta el último alto. Solo queda bajar a Górliz.. sí, bajar... El sector
de bici termina en bajada y eso significa que voy a llegar algo descolgado de
mis compañeros de fatigas. Además, la lío y me descalzo a falta de 1,5
kilómetros, pensando que ya habíamos llegado (no me conocía el circuito, mea culpa).
Hago los últimos metros con los pies fuera y me bajo de la bici en el puesto
17, con la única posibilidad de remontar hasta el puesto 13, pues el grupo
precedente (el de Gorka) me sacaba más de 2 minutos.
Dejo la bici, me calzo y se me arrugan las plantillas. Solo
espero que eso no condicione la carrera y no me provoque heridas en los pies,
porque con lo delicados que los tengo... Me lanzo con todo a por los 5
kilómetros por el paseo marítimo y antes del kilómetro 1 ya había adelantado a
todos los de mi grupo, es decir, ya iba en el puesto 13, el que a la postre
sería definitivo. Tras llegar donde Min, que era el primero del grupo de bici,
corro unos metros con él, comentamos la jugada y sigo hacia adelante,
planteándome el sector como un entreno de calidad. Disfruto viendo a los
primeros. Dani Bayón va segundo pero a punto de dar caza al líder, y Pello
Osoro es tercero. ¡qué envidia no poder estar en la pomada! Completo la primera
vuelta y los pies me dan un aviso...
Las arrugas en las plantillas hacen que me
roce el dedo pulgar y tengo que tener cuidado. Aún así cruzo la meta marcando
el segundo mejor parcial (a 3:17 por km de media aproximadamente) y
contentísimo por las sensaciones en todos los sectores. Es una pena que la
lluvia me haya arruinado la carrera pero me voy muy contento de Górliz y con la
moral alta para encarar estas dos semanas antes del inicio de los triatlones en
Cantabria.
Próxima parada: San Vicente! ;)