Volvía, un año después, a disputar el campeonato de España
de Duatlón, que cambiaba el escenario avilesino por Soria. Para allí nos fuimos
Vanesa y yo, con la idea de pasar un fin de semana diferente y divertido.
Al contrario de lo que sucediera en Avilés en 2014, donde
desde un principio me inscribí en Grupos de Edad, en Soria lo hice en categoría
Elite. Tenía ganas de medir mi estado de forma con los mejores del país. Sin
embargo, al no haber podido correr ningún clasificatorio, no estaba en la lista
de salida oficial, siendo el octavo de la lista de espera. El viaje a Soria lo
hicimos, por tanto, con la incógnita de saber si podría correr en Elite el
Sábado, o tendría que hacerlo en Grupos de Edad el Domingo. La obligatoriedad
de asistir a la reunión técnica de Elite, me daba alguna esperanza de que
hubiese bajas de última hora y pudiese tomar la salida con los gallos.
Finalmente no fue así, y tanto Fernando García Aja como yo nos quedamos fuera
de la carrera "Top" nacional.
Cambio de chip por completo. Tocaba correr en el Grupo de
Edad 25-30 del día siguiente, así que aprovechamos la tarde del Sábado para ver
correr a los Élite y animar a amigos y conocidos como Inma Pereiro, Sergio
Correa, Dani Bayón, Oscar Buján o Mario Arias. Tras ponerme los dientes largos
viéndolos, salí con Vanesa a trotar por el céntrico parque soriano de "La
Dehesa" (así lo llaman, aunque si verdadero nombre es otro). Aunque mi
estado de forma era bueno, la semana previa no lo había sido tanto. Me había
aparecido un dolor en la planta del pie que no me permitió entrenar bien la
carrera y, además, a razón de este dolor debí de cambiar la pisada o algo y me
salió una ampolla en el lateral exterior del pie izquierdo que hacía de cada
paso que daba una tortura. Los recuerdos de la ampolla de la San Silvestre de
Oviedo volvieron a mi mente. Para rematar la semana, un resfriado me estaba
haciendo echar mocos como una máquina.
A las 11 de la noche nos fuimos a dormir. La carrera era a
las 9:00 am y el madrugón para desayunar iba a ser importante. Dormí bastante
bien... demasiado, porque no oí el despertador y desperté una hora y media más
tarde de lo que tenía previsto. ¡Esto sí que es un problema! porque yo necesito
mis 5 horas para hacer la digestión, y con 3 y media aún tengo la papilla en la
boca, por lo que tuve que desayunar muy poco. El día empezó torcido, pero la
ilusión y las ganas por competir seguían intactas. A las 8 am metí la bici en
boxes. Las mañanas en Soria son frías frías, pero el cielo estaba despejado y
tenía pinta de que a medio día apretaría el calor.
Dan las 9 de la mañana y a los Grupos de Edad entre 20 y 29
años nos dirigimos a la cámara de llamadas. Saldremos 3 minutos detrás de las
chicas, decisión que sigo sin entender, pues al final vamos a pasar a todas o a
casi todas y nos va a perjudicar a ellas y a nosotros... en fin. A las 9:05h
tomamos posición. Por delante 5 km a pie dando dos vueltas a un circuito por el
parque de La Dehesa con dos idas en subida y dos venidas en bajada. La bici
seria a dos vueltas en un circuito rompepiernas de 10 km por vuelta, y la
última carrera a pie 2,5km dando una vuelta igual que las del primer sector.
Todos en sus puestos, suena el bocinazo y más de 100
duatletas nos lanzamos a por las medallas en los dos grupos de edad que
salíamos simultáneamente (20-24 y 25-29). Los primeros 300 metros se hacen por
un laberinto de cuerdas muy estrecho, para luego entrar al parque y dar las dos
vueltas. El inicio fue tremendamente rápido. De hecho, casi me pasaban por
encima. Entré en el parque en el medio del pelotón, no quería calentarme desde
el principio porque viendo a algunos élite me di cuenta de lo que eso se iba a
pagar en este circuito a pie tan traicionero. Tardé un kilómetro en estabilizar
mi posición y pasar de ser adelantado a adelantar.
Comencé a pasar gente, pero
algo raro sucedía. Las piernas iban bien pero de caja iba horrible. No era
capaz de respirar y me daba la sensación de que me ahogaba en cada metro. A
duras penas pude coger la estela del mayor de los hermanos Raso (vigente
campeón de España del grupo 25-29). Sabía que la clave iba a estar en llegar
con él a la bici. Su nivel a pie es muy parecido al mío, pero ambos estamos
lejos de los 15 galgos de nuestro grupo de edad que nos precedían cuando
llegamos a la primera transición.
Entro exhausto a boxes y me paso unos metros
el lugar donde tengo la bici. Rectifico, me pongo el casco, me subo, levanto la
cabeza y veo que Raso me saca 50 metros. ¡MIERDA!¡No se me puede escapar!
Estaba tan seguro de que ese duatleta era el tren que me llevaría a recortar
los 25 segundos perdidos con la cabeza de carrera en el primer sector, que me
pegué uno de los mayores calentones que recuerdo para alcanzarle. Tanto que,
cuando contacté con él, los dos ya habíamos recortado esos 25 segundos y nos
encontrábamos en el grupo de cabeza. Apenas habían transcurrido 2 kilómetros de
bici y las piernas me ardían. Aproveché el grupito para abrocharme las
zapatillas y coger aire. ¿habría merecido la pena ese calentón? Sin duda sí.
Durante la ida fuimos cómodos en un grupo numeroso de unas
30 unidades, donde al menos 15 eran de mi grupo de edad. En el giro de 180
grados para volver hubo una amago de ataque que se quedó en eso, en amago. Pero
en la última subida antes de coronar para empezar la segunda vuelta, Raso lanzó
un ataque al que solo su hermano y yo pudimos responder, llegando a abrir un
pequeño hueco con el grupo donde íbamos. Las sensaciones en bici estaban siendo
increíbles y pensar que la fuga podría llegar a buen puerto me motivaba más
aún. Primero y segundo, Raso y yo pasamos la primera de las dos vueltas, aunque
en el grupo trasero poco tardaron en reaccionar y un kilómetro más tarde
neutralizaron la escapada. No suelo ser de los que ataca en bici ni de los que
responde, porque los calentones no me gustan, pero esta vez me sentí
competitivo sobre las dos ruedas y capaz de hacer algo que nunca había hecho:
escaparme, aunque finalmente la fuga no cuajó y el pelotón de 30 unidades
volvió a juntarse para realizar todos juntos y sin sobresaltos la segunda vuelta.
El tramo final del sector ciclista consistía en una bajada
que desembocaba en una zona de adoquines peligrosísima, con tres tachuelas que,
en vez de tachuelas, tenían más pinta de bordillos. Entré con miedo en el
adoquinado y casi salgo volando en el primer bordillo ¡qué locura! Intento
descalzarme pero se me atasca la zapatilla y me encuentro con el segundo
bordillo que termina de rematarme: se me dobla el manillar, se me cae hacia
abajo el sillín y se me sale la cadena. El leñazo lo libré de misericordia,
pero al quedarme sin cadena, no pude dar pedales los últimos 200 metros y
llegué a la línea de desmontaje el último del grupo y habiendo perdido la
carrera prácticamente.
Con 2,5 km por delante poco había que hacer. Me cambio
rápido y arranco, pero las malas sensaciones a pie vuelven y los calambres
hacen acto de presencia, así que me tomo con calma la primera subida por el
parque. Me cruzo con mis compañeros y cuento... voy noveno o décimo y lejos del
pódium. Sin duda, la mala suerte al final de la bici me había dejado muy
tocado.
A falta de 1,5 km empecé a coger ritmo de nuevo y a remontar
posiciones. Los ánimos de Vanesa y Dani Bayón me sirvieron para no tirar la
toalla y luchar por una posición digna. Adelanto a Raso, que veo que va
fundido, y a alguno más. Entro séptimo en las últimas curvas y, en un gesto de
rabia, esprinto como si me fuera la vida en ello y gano, sobre la línea de
meta, dos posiciones más, siendo quinto de mi grupo de edad, que me sabe a poco
y me deja un regustillo un poco amargo. Subcampeón de España entra mi amigo
Alberto Romero, que del año pasado a este ha demostrado su mejoría a pie,
sorprendiéndome con su carrerón.
Y así ha sido mi segundo campeonato de España. No pude
revalidar el bronce del año pasado pero creo que le he sacado el mayor
rendimiento a mi día más tondo, y me quedo con eso, haber sido competitivo y
haber, casi, luchado por el pódium en un día que no fue el mío.
Y antes de cerrar esta crónica no me quiero olvidar de
felicitar a Sergio Santiago y a Fernando García Aja, vencedores en sus
respectivos grupos y siendo, este último, además ganador absoluto de la prueba
denominada " Distancia Corta" (10-40-5)
Con esto y unos torreznos en la barriga, termina mi fin de
semana en Soria, donde se respiró ambiente deportivo y el buen tiempo nos dejó
disfrutar de la ciudad que, por cierto, me encantó. Ahora a recuperar los pies
para el Campeonato Regional de Polanco, el próximo fin de semana, y a ponerme a
punto para el Campeonato de Europa de Duatlón de Alcobendas.
Saludos y buena semana a todos.